El PP gallego afronta elecciones autonómicas el próximo año, así que si hay un líder preocupado y al que le urja la recuperación de la marca electoral del Partido Popular ése es Alberto Núñez Feijóo. Se juega mucho. Quizás ya piense en optar a un cuarto mandato al frente de la Xunta o solo quiere lo mejor para su formación, pero el líder gallego demanda la remontada del partido para encarar con opciones de éxito los comicios gallegos y tiene muy clara la receta: "Insistir en el centro y en el centroderecha". Pablo Casado, el líder del PP, discrepa: "Niego la mayor. El PP sigue donde ha estado siempre. No ha habido tal giro al centro".

Como broche final a su carrera o como continuidad, Feijóo huye de la derrota. Cerrar con un fracaso un mandato de doce años y tres mayorías absolutas o que sean los electores los que te manden a casa o al banquillo de la oposición son dos opciones a conjurar.

El éxito electoral de Feijóo desde 2009 se cimentó especialmente sobre su liderazgo, pero fiarlo todo al cabeza de cartel es cada vez más peligroso. Necesita un partido fuerte, una marca al alza y no una de las que huyan los votantes del centro por sus pactos con la extrema derecha, o su posicionamiento en contra del aborto.

La tercera mayoría absoluta la logró en septiembre de 2016 con el 47,53% de los votos. Feijóo se sabe el porcentaje exacto con décimas y centésimas incluidas. ¿Por qué? Porque sabe lo complicado que es sumar en torno a sí tantos apoyos. Y sabe que solo con los votantes de derecha no volverá a alcanzar ese porcentaje. Por ello, apuesta como dogma de fe por la transversalidad, por navegar entre la derecha y el centro, e incluso coquetear con los electores de izquierda que puedan estar descontentos con Pedro Sánchez.

Por todo ello, cuentan las crónicas periodísticas desde Madrid, que el lunes se afanó en urgir a Casado que no abandone el centro político y en convencerle para que reconsidere nombrar a Cayetana Álvarez de Toledo e Ignacio Cosidó, como portavoces del partido en el Congreso y el Senado. Feijóo, y no solo él, apuesta por perfiles más centristas.

Fuentes del entorno del presidente de la Xunta se limitan a asegurar que el líder gallego manifestó en la reunión de partido y el almuerzo posterior lo mismo que dijo a los periodistas: hay que continuar por la senda del centro. Dirigentes del PP también restan importancia al choque. Sostienen que fue un intercambio de diferentes puntos de vista.

Como en la mayoría de los partidos, el debate a calzón quitado no se produjo durante el Comité Ejecutivo Nacional, sino en la comida posterior. Y la espita saltó porque el presidente del PP en la rueda de prensa posterior a la reunión orgánica y previa al almuerzo negó las tesis de Feijóo, pero también del presidente andaluz, Moreno Bonilla, y el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, que a primera hora de la mañana atribuían las expectativas de recuperación del partido por su giro al centro.

Alonso aseguró que el PP "aguantó el tipo" por "un cierto giro hacia la moderación". "Ese es el camino, tenemos que seguir buscando la centralidad, la moderación", enfatizó. Moreno Bonilla iba por la misma línea: "Recuperar el centro ha sido clave".

Coincidían con Feijóo que declaraba ante los periodistas a su llegada a Madrid: "El PP ha entendido el mensaje de las generales. Es verdad que no hemos tenido tiempo, pero hemos ensanchado el partido durante estas tres últimas semanas y hoy tenemos mejores resultados que en las generales, lo que acredita que debemos seguir insistiendo en el centro y el centroderecha".

¿Qué dijo Casado para molestar a sus barones? Defendió que la recuperación del PP había empezado con una campaña y un programa similares al de las elecciones generales. "Sin ningún giro ni bandazo, ni supuestos giros inexsistentes", afirmó. En el turno de preguntas, cuando se le cuestiona por el giro al centro que sí dan por hecho Feijóo, Bonilla y Alonso, responde: "Niego la mayor. El PP sigue donde ha estado siempre. No ha habido tal giro al centro".

A su llegada a la comida, Casado hubo de encarar el malestar de parte de los dirigentes del PP. Uno de ellos Feijóo, que lamentó que Casado no entendiese que para la sociedad el PP "se había derechizado", era una cuestión de "percepción". El titular de la Xunta, en su reflexión, apuntó que si él estaba equivocado en su tesis habría que concluir que la remontada fue porque los candidatos de las municipales eran mejores que los de las generales, entre ellos Casado como cabeza de cartel, contaba ayer La Vanguardia.

Para Feijóo, el descalabro del PP el 28-A se explica por el "achicamiento de las bases", o dicho de otro modo por escorarse demasiado hacia la derecha, y no por la corrupción, como apunta Génova. Feijóo también habría instado, según el mismo diario, y El Mundo a Casado a pensar muy bien a quién va a nombrar como portavoces del PP en las Cortes para evitar errores graves, en alusión a Álvarez de Toledo y Cosidó.

No fue el único barón que tomó la palabra. En un momento del tenso debate, Casado aseguró que la foto de Andalucía con Vox había hecho más daño al PP que la foto de Colón. Bonilla, según narraban La Vanguardia y El Español, negó la mayor y le replicó que a él nadie le ve como "un facha peligroso en España" porque él al menos no había perdido su personalidad.