El 26-M supuso un batacazo para el espacio de confluencia impulsado en 2012 por el histórico dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras. Perdió los tres símbolos. No retendrán el bastón de mando Martiño Noriega en Santiago, ni Xulio Ferreiro en A Coruña, ni Jorge Suárez en Ferrol. Ante ese panorama, Beiras, no ha reaccionado muy bien a la derrota de uno de sus discípulos más cercanos en el nacionalismo gallego en la capital gallega. El miércoles publicaba el siguiente tuit: "Hai ben anos, D. Ramón Otero Pedraio espricárame que a etimoloxía de Compostela non era Campus Stellae (Campo da estrela), senón un derivado de 'compositum' (depósito de restos humáns en descomposición). As pasadas eleccións municipais confirmárono". En la capital gallega, el PSOE ganó los comicios, con 10 concejales, a tres de la mayoría absoluta, y Compostela Aberta, pasó de 10 a cinco ediles. Tras la polémica suscitada, eliminó el mensaje y escribió otro ofreciendo disculpas: "Rectificar es preciso. En "caliente" podemos expresar ideas desacertadas. El pueblo habló y tiene todo mi respeto. Mis disculpas si ofendí".