La fractura del grupo parlamentario de En Marea en la Cámara autonómica es un hecho desde hace tiempo, pero la ruptura en el primer partido de la oposición aún no se ha oficializado. Ya concurrieron por separado a las elecciones generales y a las municipales. En Marea, controlada por Luís Villares, logró menos votos que PACMA en los comicios generales, y los críticos perdieron las Alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol. El último episodio de la crisis de En Marea lo ha desatado la elección del senador por designación autonómica. Le corresponde nombrar uno por ser el primer partido de la oposición, una circunstancia que desaparecería si se fracturan antes del nombramiento y esa plaza pasaría al PSdeG. Este puede ser el capítulo que precipite la formalización del divorcio en En Marea, a un año de las elecciones autonómicas. En juego está quién toma la iniciativa de dar el portazo y, quién se queda con el grupo parlamentario.

En Marea, el partido donde Villares tiene mayoría, apuesta por la profesora universitaria Mariló Candedo, como senadora, pero el grupo parlamentario, donde Villares es minoría, quiere colocar a José Manuel Sande, edil en funciones en Marea Atlántica. Villares, como portavoz parlamentario, tiene que elevar la propuesta de En Marea. Al ver que no cuajaba su oferta inicial, intentó un candidato de consenso, Manuel Lago, de Esquerda Unida, pero éste rehusó. Si Lago hubiese aceptado, su escaño en O Hórreo le tocaría a Xan Xove, de Marea Atlántica, pero afincado en Barcelona, y quien podría renunciar al acta por sus obligaciones profesionales. Entonces, correría la lista y entraría Mariló Candedo en la Cámara autonómica, y Villares ya tendría cuatro diputados afines, y no solo tres como ahora.

Podemos quiere colocar a uno de sus afines en la Cámara alta, en este caso Sande, para que se integre en armonía y unidad con el grupo podemita en el Senado. No desea que vuelva a pasar como con Alexandra Fernández, que discrepaba de las directrices de la dirección de Podemos y rendía obediencia a En Marea y no al partido morado. Lago podía ser un candidato de consenso, pero al partido morado no le pareció seria la oferta de Villares, "hecha en un pasillo en cinco minutos".

El bando opositor forzó una votación en el seno del grupo parlamentario para evidenciar que la candidata lanzada desde En Marea no estaba bien vista. Villares y los tres diputados afines se negaron a participar en la votación, pues entienden que la decisión corresponde al partido, y no al grupo parlamentario. De los diez diputados restantes, Florinda Miranda, de Compostela Aberta, respaldó a la candidata de Villares por amistad personal, nueve apoyaron a Sande, y Eva Solla, la líder de EU, se abstuvo, según fuentes del grupo parlamentario. "Si Villares propone a Candedo, y no a Sande, romperá el grupo", apuntan desde Podemos. Las opciones abiertas son varias. Villares, como portavoz parlamentario, puede expulsar a los diputados críticos, pero ellos pueden adelantarse y votar su destitución como portavoz, entonces él no podría echarles, y sería un nuevo portavoz el que podría ponerle las maleta en la puerta a él y sus afines.

Los diputados que dejen el grupo de En Marea tendrán que irse al Mixto y no tienen opción de crear un grupo propio, pues el Reglamento establece, que cuando se abra un nuevo periodo de sesiones"podrán incorporarse al grupo parlamentario que deseen de los constituidos, y los que para el supuesto de que por cualquier circunstancia terminara la actividad del partido o coalición electoral por el que hubieran concurrido podrán constituir por una sola vez grupos parlamentarios distintos". Es decir, o se van al BNG o al PSdeG o recalan en el Mixto.

El partido en el poder saca provecho de la crisis de En Marea. Dilata la elección de los senadores para dar tiempo a que se visualice con claridad las disensiones de la formación rupturista, y así gana tiempo para decidir a qué dos dirigentes coloca él. Tiene una larga lista de candidatos entre los víctimas del 28-A.