En el momento de mayor debilidad del PP, a las puertas del verano, sin despejar la duda de si repetirá como candidato por cuarta ocasión en las autonómicas del año próximo y en un infrecuente escenario, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, alimentó la opción de que vuelva a ser cabeza de cartel al poner deberes a la administración para la próxima década. De esa forma, pulsó el botón que abre una larga precampaña en la comunidad y trata de reactivar a su partido, pese a lanzar su mensaje en la sede central del Ejecutivo.

Feijóo sustituyó ayer la reunión semanal del Consello, de carácter ejecutivo, por un encuentro "deliberativo", según fuentes del Gobierno, con sus conselleiros y el resto de altos cargos. Su escenografía fue más propia de un mitin que de un acto institucional, pues recibió incluso aplausos al inicio y al final de su intervención de una hora.

Con el escenario político surgido del reciente ciclo electoral de generales, municipales y autonómicas en trece territorios, Feijóo centró su discurso en dos ejes. El primero, erigirse en oasis de "estabilidad" frente al "vacío e incertidumbre" en el resto de administraciones. El segundo, trazar las líneas maestras de la gestión "desde ya" para construir "la Galicia de la próxima década" con medidas que deberían validar los gobiernos posteriores surgidos de los comicios de 2020, 2024 y 2028. "Gobierne quien gobierne en España y en Galicia en los próximos años, este proyecto y esta Galicia es un proyecto que debemos acometer y deberá acometer cualquier tipo de gobierno", aseveró.

La arenga se produce en un momento crítico para el PP. A nivel estatal nunca recibió menos apoyos y en Galicia, fue superado el 28-A por primera vez como primera fuerza, puesto que lograron los socialistas. El 26-M acarreó también una pérdida de poder municipal simbolizada en el hecho de que no ostentará ninguna de las siete alcaldías urbanas e incluso se vio obligado a entregar la de Ourense a su hasta hace días bestia negra Gonzalo Pérez Jácome a cambio de salvar a Baltar al frente de la única diputación en sus manos. Ese pacto, además, incluyó la renuncia de Democracia Ourensana a presentarse en las próximas autonómicas para evitar la fuga de votos al PP.

En ese contexto, Feijóo tomó la iniciativa a través de un acto que el BNG consideró uso partidista de las instituciones. "Primer acto de precampaña de Feijóo pagado con fondos públicos de todos los gallegos y gallegas. Por mucha propaganda que se haga la realidad es clara: Feijóo es un lastre para Galicia. No tiene proyecto de país. Galicia necesita un cambio. Hagámoslo posible", reaccionó su líder, Ana Pontón.

Feijóo pidió a su equipo demostrar su diferencia respecto a las "propuestas populistas que se presentaban como solución a todo" tras la crisis política que generó la recesión. "Quedó demostrado que las recetas mágicas no existen", añadió, pese a su reciente pacto con Jácome en Ourense, y en alusión a la derrota de las mareas, que perdieron las Alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol. Horas después del acto, En Marea se rompió.

"Todas las administraciones tienen que reaccionar ante el vacío de incerteza institucional y política que vivimos en España. La Xunta va a reaccionar desde ya, desde hoy. La política tiene que salir del regate corto, dejar de preocuparnos por el ruido y empezar a obsesionarnos con la política a medio y largo plazo", instó.

"Se trata de redoblar el ritmo ante las incertezas ante las que desembocaron las elecciones", apeló. "Demasiadas ciudades y concellos muestran dudas sobre su funcionamiento y sobre si tienen programa de gobierno", añadió antes de contraponer su gestión de la del resto de administraciones, aunque en el caso, por ejemplo, del Gobierno central, su plazo legal de conformación todavía no ha expirado. "Estamos aquí para que esto no vaya a depender de un voto y otro voto", resumió.

La Galicia de 2030 debe ser, según él, "familiar, joven, innovadora y verde". El principal reto será el demográfico, destacó un día después de que se certificase la cuesta abajo poblacional en la comunidad, que suma 19 años con el peor saldo vegetativo de España y registra por primera vez el doble de muertes que de nacimientos. Para combatir ese declive, la Xunta aprobará la próxima semana la ley de Impulso Demográfico de Galicia, medida que había comprometido para el año pasado.

Aplausos de conselleiros y altos cargos en una cita no ejecutiva

El Consello da la Xunta, la cita semanal de carácter ejecutivo, fue sustituido ayer por una reunión "deliberativa" con conselleiros y altos cargos (directores y secretarios xerais), cuyo precedente tuvo lugar tras los primeros 100 días de gobierno de la actual legislatura. El ambiente era más propio de un mitin que de un acto institucional. Los asistentes incluso aplaudieron a Feijóo antes y después de su discurso, tras el que no hubo preguntas de la prensa. Después, los conselleiros intervinieron a puerta cerrada. El Consello en que podrán aprobarse medidas para apuntalar la Galicia "del futuro" se celebrará la próxima semana.