Más de 110.000 gallegos (en concreto, 110.825) pagarán a plazos los 1.789 euros por persona que, de media, les costarán las vacaciones este verano. Esta cifra equivale al 5,59% del total de españoles que optará por aplazar los gastos de su descanso estival, según un informe de la web del ahorro, Kelisto.es, que revela que cada ciudadano que decida financiar su descanso estival tendrá que pagar 49,30 euros de media en concepto de intereses, lo que supone un gasto de 5.463.677 euros en Galicia.

Este verano, el 60% de los españoles (28,04 millones) saldrá de vacaciones, unos días de relax por los que abonará una media de 1.789 euros por persona, un 10% más (163 euros) que el año pasado1. Para poder hacer frente a este gasto, 3,04 millones de personas aplazarán sus gastos (el 17% del total) y, de ellas, 1,9 millones (65%) usarán un producto de financiación que le supondrá asumir algún coste.

A la hora de aplazar los gastos de las vacaciones, los préstamos personales serán la opción más elegida (47%), seguida de la financiación ofrecida por los propios establecimientos donde se contratan los viajes (46%), las tarjetas de crédito (25%) y los préstamos de amigos y familiares (9%).

Las comunidades autónomas en las que más personas recurrirán a la financiación para abonar las vacaciones de verano son Andalucía (361.282 personas, el 18,23% de las que pagarán a plazos), seguida de Cataluña (315.558; el 15,92%), la Comunidad de Madrid (282.323; 14,25%) y la Comunidad Valenciana (209.117; el 10,55%). Galicia ocupa la quinta posición con algo más de 110.000 personas.

En el extremo contrario se situarán las comunidades de La Rioja (12.993; 0,66%) y Cantabria (24.467; 1,23%).

Hasta hace no mucho, las tarjetas de crédito eran el producto más elegido para financiar un gasto extra como las vacaciones de verano, especialmente por su flexibilidad y por la escasa oferta de préstamos para cantidades relativamente pequeñas que había en el mercado. Sin embargo, el aumento de las propuestas de la banca ha permitido que se produzca un cambio de tendencia. Eso sí, esta variación ha venido acompañada de un aumento en el coste de los préstamos, que tradicionalmente habían resultado mucho más económicos que las tarjetas.