El 55% de la población gallega reside en el mismo ayuntamiento en el que nació, un tercio en otro municipio o provincia diferente al lugar de nacimiento y el 14% restante procede de otra autonomía o del extranjero. Entre las siete grandes ciudades de la comunidad hay diferencias. Ourense tiene el dato más bajo de vecinos nacidos en el municipio que siguen viviendo allí con casi un 47%, ocho puntos menos que la media gallega, que representan 49.272 habitantes del total de 105.505 que conforman su censo. Ferrol ostenta el registro más elevado con un 61,2%, ya que 117.764 de sus vecinos son oriundos del concello. A Coruña obtiene el segundo porcentaje más bajo entre las urbes gallegas: un 48% de coruñeses „más de 117.700„ siguen residiendo en su ciudad. En Lugo y Santiago el índice también se sitúa por debajo de la media gallega con un 50% y un 52% respectivamente. Por encima del promedio autonómico se sitúan Pontevedra, donde el 56% de su censo nació en la urbe, en concreto, 47.022 de sus 82.802 habitantes. En Vigo esta situación se da en casi el 60% de los empadronados.