Galicia se libra en lo que va de verano de la lacra de los incendios forestales, en un verano de condiciones extremas que incluyen máximas por encima de los 40 grados pero que no están afectando al norte peninsular.

Así las cosas, 2019 se mantiene como un año con un número reducido de fuegos en el monte gallego si se compara con otros ejercicios, pese al gran incendio forestal que quemó más de 1.100 hectáreas a finales de marzo en los ayuntamientos coruñeses de Dodro y Rianxo. Las llamas entonces estuvieron provocadas por una chispa de una torre de electricidad. En cualquier caso, pasado ya el primer tercio de agosto, la campaña de alto riesgo contra los incendios (que empezó en julio) avanza sin grandes cifras de superficies calcinadas.

Las 149 hectáreas ardidas en el municipio lugués de Quiroga (40 de monte arbolado y 109 de monte raso) en la víspera y durante el propio Día de Galicia y las poco más de 21 hectáreas arrasadas en Cualedro (Ourense) el pasado domingo 4 de agosto son los únicos números que muestra la web que utiliza la Consellería de Medio Rural de la Xunta para dar cuenta de los fuegos en esta temporada de alto riesgo.

Este escenario se une al pronóstico de la Agencia Estatal de Meteorología de un agosto que seguirá cambiante en Galicia y en el que la última semana estuvo marcada por lluvias de intensidad y constancia más habituales en otras épocas del calendario. El plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia (Pladiga) de 2019, como ya ocurriera en 2018, contempla la posibilidad de "un periodo adicional de aproximadamente un mes en función de las condiciones meteorológicas y de riesgo" más allá de septiembre.

Y es que en la memoria todavía están las imágenes de la ola de incendios de octubre de 2017, que ocasionó cuatro muertes y cercó numerosos núcleos de población en un fin de semana en el que ardieron unas 50.000 hectáreas.