Sogama ya cuenta con una planta de compostaje en sus instalaciones de Cerceda. Aún no empezó a funcionar, pero ya está construida, y ahora reserva 25 millones para levantar otras tres plantas, una en Pontevedra, otra en Ourense y la última en Lugo. El objetivo es empezar a acercarse al reto marcado por la UE: reciclar en 2020 la mitad de la basura que se genera. En este momento, Galicia, recicla algo más del 15%.

Los presupuestos de la Sociedade Galega de Medio Ambiente para el año próximo ya incluyen 5 millones para "empezar a planificar y trabajar en la puesta en marcha de estas tres nuevas plantas públicas", explican desde el departamento que dirige Ángeles Vázquez. Los 20 millones restantes están previstos para las anualidades de 2021 y 2022.

La planta ya construida en Cerceda obligó a una inversión de 2,5 millones. Entrará en funcionamiento cuando los municipios más próximos instalen el quinto contenedor, el de color marrón, en el que solo se depositarán los residuos orgánicos, que ahora van a la bolsa negra, pero mezclados con otro tipo de residuos. Tiene capacidad para gestionar unas 15.000 toneladas de residuos al año y producir entre 3.000 y 4.000 toneladas de compost de calidad, que podrá ser usado en la agricultura.

En el caso del compost, se apuesta por tratar la basura orgánica en plantas desperdigadas por Galicia, y no centralizar el tratamiento de todos los residuos en una sola instalación porque para obtener un buen compost debe manipularse la basura cuanto antes. Así es mejor construir pequeñas plantas que traten los residuos de los concellos cercanos, a no más de cincuenta kilómetros de distancia. Hay que recoger las bolsas del contenedor marrón diariamente.

La Xunta considera que con las cuatro plantas públicas que planea no será suficiente. Y por eso también recurrirá a plantas de compostaje privado para tratar la basura orgánica. En Galicia, hay unas cuarenta plantas de empresas conserveras, lácteas, avícolas o incluso de ámbito forestal, y de ellas quince reúnen las condiciones para tratar biorresiduos domésticos, previa adaptación de sus instalaciones y con las consiguientes autorizaciones. Una empresa de Leiro ya cuenta con los permisos necesarios y dos están interesadas.

Cuando la Consellería de Medio Ambiente lanzó su Plan de Gestión de Residuos Urbanos (2010-2022) planeó la construcción de 11 plantas de tratamiento de los biorresiduos de origen doméstica. La idea era que las impulsasen los concellos, que son los que tienen la competencia de la gestión de la basura, o el sector privado, pero la iniciativa no cuajó. Por ello, y porque los plazos de la UE aprietan, la Xunta se puso manos a la obra y busca empresas privadas que tratan sus propios biorresiduos para que asuman parte del compost doméstico, y al tiempo trabaja en la construcción de otras tres plantas públicas.

¿Cómo funciona una planta de compost? La basura que llega del contenedor marrón se revisa y se separan los residuos de los metales y el material restante, luego se tapan con una lona para su fermentación durante 4 a 8 semanas.

Debe madurar en el exterior, con volteos diarios, dependiendo de su calidad. Después se separarán las partículas: compost fino (menor de 10 milímetros) compost de menor calidad (de 10 a 25 mm) o rechazo (más de 25 mm).

Ahora en Sogama se recicla el papel, el vidrio y el plástico, pero los restos orgánicos que llegan mezclados con otros residuos no reutilizables en la bolsa negra se incineran.