Bruno Leone es presidente de la Cámara Nacional de Pesquería de Ecuador y tiene claro que el mantenimiento de la rica pesquería de atún debe ser protegida de la pesca ilegal. En esta conversación antes de que Bruselas amenazase con sanciones a los productos pesqueros del país, Leone defiende la necesidad de una igualdad de condiciones para competir, el llamado level playing field. No en vano, solo en 2018 Ecuador envió a la UE 100.000 toneladas de conservas de atún.

-¿Cómo está la pesquería de atún en Ecuador?

-El atún es altamente migratorio y todos tenemos que cuidarlo. Lo que hemos visto es que los stocks están en buen estado. Quizá con el patudo se esté llegando al límite máximo sostenible, pero no supone ningún problema. El atún en general está en estado saludable, pero estamos viendo que hay un porcentaje de pesca ilegal muy grande . Ese es el tema en el que todos los países estamos comprometidos. La pesca ilegal es la tercera fuente de negocio ilícito más grande después del tráfico de armas y de drogas. La respuesta del mercado son las certificaciones de sostenibilidad. Lo que no puede haber son situaciones en la que los mercados, por precios, terminen comprando pescado que no cumple la trazabilidad. Eso no puede ocurrir más.

-¿Qué es necesario hacer?

-Si los mercados siguen comprando esos productos va a seguir pasando. Es como la droga, no importa los controles o los esfuerzos si hay un mercado que lo consume. En el caso del atún propongo que todas las organizaciones regionales de pesca se junten, discutan y vean cómo homologar las medidas conservación. No me parece justo que se actúe solo en el Pacífico Oriental, que pesca el 16% del atún de ese océano. Por sentido común hay que regular en el lado asiático. Ahora estamos en 62 días de veda, 100% de observadores a bordo, un límite regional de flota? Todo para proteger, pero somos solo el 16%. ¿Qué pasa con la otra parte?

-Luego está el rol de las minoristas, que utilizan el atún como producto reclamo, con ofertas.

-Eso es un mal posicionamiento del producto. En el mercado americano ha ido cayendo porque el ama de casa va por precios, se acaba bajando la calidad y llegan a un punto en que abren la lata y dicen, "¿pero esto qué es?". En Europa es otra cosa. Se necesita entender eso porque va de la mano con la idea de que la pesca es un recurso infinito. Hay que pensar que es un recurso que si se maneja sosteniblemente durará en el tiempo. No lo podemos mal usar. Visualizo que se convertirá en un bien delicatessen y ojalá sea así.

-Desde su punto de vista, ¿entiende el temor por parte de la industria europea de que entre elaborados desde Ecuador que compita con sus productos?

-Ecuador viene enviando producto a la UE desde hace tiempo. Hace tres años llegamos al acuerdo comercial bilateral, en el que enviamos productos y la UE los envía a Ecuador. Antes éramos proveedores de lomos para las fábricas de conserva y hoy en día el país ha podido enviar sus latas. Pero también hay inversiones españolas, como Albacora o Garavilla. Estamos compitiendo, y lo importante es hacerlo con las mismas reglas de juego.

-La flota atunera en España está en plena renovación. ¿Pasa también en Ecuador?

-Nosotros tenemos 115 barcos atuneros que ocupan los permisos pesqueros. Esos buques tienen una media de 40 años y llega un punto en que se vuelve complicado mantenerlos operativos. Desde la Cámara hemos lanzado un programa de renovación y hemos conseguido cosas. Por ejemplo, en una Ley de Fomento Productivo que se aprobó el año pasado logramos incluir un artículo que los barcos nuevos, cuando vengan a Ecuador desde un astillero extranjero no pagan el impuesto del valor agregado. Estamos exonerados. También logramos el año pasado que el ISFF cambiase la norma en caso de reemplazar flota nueva por vieja para que no tuviéramos que cortar un 20% de capacidad pesquera por sustituir varias unidades por una sola.

-¿Hay conversaciones con astilleros gallegos?

-Vinieron astilleros gallegos y de País Vasco que presentaron ofertas. En estos momentos estamos buscando el financiamiento adecuado, porque estos barcos cuestan del orden de 25 o 30 millones de euros. En eso estamos ahora mismo. Ecuador necesita esto; la forma de ganar competitividad es a través de la tecnología, de nuevos diseños, mejor navegabilidad, eficiencia? Todo ayuda, pero la banca de Ecuador no tiene la capacidad de financiar esto.