La flota pesquera gallega permaneció ayer amarrada en su gran mayoría como consecuencia del fuerte oleaje que había en el litoral de la comunidad, en alerta roja durante todo el día. En la mañana de ayer A Coruña registró olas que llegaron a alcanzar los diez metros de altura, mientras que en Pontevedra rozaron los ocho. La situación no era la idónea para que los pescadores salieran a faenar, complicada por el viento, por lo que la opción más repetida en los puertos gallegos fue la de quedar amarrados.

En la provincia de A Coruña hubo casos en los que también se suspendió el marisqueo, como fue el caso de Mugardos. Sin embargo en Ribeira los pescadores optaron por esta alternativa al "ser imposible" salir a trabajar a la ría, explicó el patrón mayor de la cofradía ribeirense, José Antonio Pérez. En Pontedeume también optaron por mantener sus barcos en puerto, aunque sí estuvieron mariscando. Los pescadores de Muros sí faenaron, pero solo las embarcaciones que capturaban pulpo dentro de la ría.

Por otro lado, en la provincia de Pontevedra la mayoría de los cerqueros permanecieron amarrados al muelle, aunque algunos del puerto de Vigo decidieron salir a faenar. En Lugo se siguió la estela de la comunidad. La flota de Celeiro (compuesta por cerqueros, arrastreros y barcos de artes menores) estuvo en el puerto por las adversas condiciones meteorológicas.

Las previsiones para hoy se asemejan un poco a lo vivido ayer, pero mejoran ligeramente. La alerta roja deja paso a una naranja en todo el litoral gallego por olas que pueden alcanzar entre los cinco y los siete metros.