Cambiar la emisora de radio le cambió la vida. Con 25 años, sufrió un accidente de coche que le causó una tetraplejia. "Falta información, formación y sensibilización; la sociedad no conoce los riesgos ni las consecuencias de las imprudencias al volante", advierte Mar Cogollos, directora de Aesleme, al tiempo que se pregunta "cómo es posible que se gaste tanto en videojuegos o en un teléfono nuevo y no se quiera uno gastar más dinero en formarse bien". Esta semana, participará en A Coruña en unas jornadas sobre seguridad vial organizadas por la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE).

A día de hoy, ¿la sociedad está concienciada de que al volante también se puede delinquir?

En los últimos diez años España ha mejorado mucho en concienciación sobre seguridad vial, pero se sigue sin ver como un problema importante. Son muchas las vidas perdidas o las personas que tienen una discapacidad por un mal llamado accidente. Falta información, formación y sensibilización; la sociedad no conoce los riesgos ni las consecuencias físicas, psicológicas, familiares, económicas, sociales y, mucho menos, las penales. Si la persona fuera consciente de lo que puede suceder si va muy rápido o con una copa de más, no se saltaría las normas. Y no me refiero a que esté cometiendo un delito, sino a las vidas que puede haber truncado y que podían ser familiares o amigos que iban en su coche o personas desconocidas que viajaban tranquilamente en otro coche.

Cuando se sale de la autoescuela ¿se sabe conducir?

Actualmente la autoescuela intenta enseñar a conducir, pero lo que demanda el alumno o sus padres es que apruebe el examen y que le cueste lo menos posible. ¿Cómo es posible que se gaste tanto en videojuegos o en un teléfono nuevo y no se quiera uno gastar más dinero en formarse bien?

Con la formación y los exámenes actuales, ¿se está preparado para ponerse al volante sin riesgos?

Deberíamos querer dar las clases teóricas y prácticas necesarias para poder decir que sabemos conducir, que conocemos los riesgos y que estamos preparado para conducir. Ahora bien, sin horas teóricas presenciales y obligatorias, no podremos conseguir tener conductores bien formados. Estamos a punto de que se aprueben las ocho horas obligatorias. Mee parecen pocas, pero es un inicio en el buen camino. Faltaría ver cómo conseguir una formación continua: las leyes y reglamentos cambian, la tecnología de los vehículos también y los conductores van cumpliendo años. Si se aprueba el reglamento por el cual las personas que realicen cursos de conducción segura, y recuperen puntos, conseguiremos que muchas personas recuerden y aprendan a cómo conducir ante una frenada de emergencia, a corregir un subviraje o sobreviraje.

¿Qué receta propone para frenar la accidentalidad?

En primer lugar, educación y seguridad vial a lo largo de toda la vida. También vemos necesario invertir en carreteras secundarias para convertir la mayoría de ellas en vías 2+1 „de forma que el carril central se habilita, alternativamente, para cada uno de los sentidos de circulación, como carril de adelantamiento„, y reducir, así, ese 74% de fallecidos en esta red viaria. No podemos olvidar la incorporación de las nuevas tecnologías de prevención de accidentes en toda la flota de vehículos. Necesitamos que la seguridad vial vuelva a ser una prioridad política con medidas transversales que impliquen a distintos ministerios. Sin partidas presupuestarias no se pueden mejorar las cosas.

Y, ¿cómo apartar de la carretera a los delincuentes viarios?

Es necesario un mayor control y presencia policial y de Guardia Civil. La punición y penalización son medidas de prevención y castigo. La sociedad tiene que percibir que si te saltas una norma, te van a acabar pillando. Hay un tipo de reincidentes a los que les dan igual las normas y que serán necesarios programas muy serios de cambios de actitudes para ellos. Hay otros, que tienen un problema de adicción a sustancias. Ese es un problema de salud y se necesitan programas sanitarios específicos. Esas personas deberían estar sin carné de conducir hasta que un médico certifique que están curadas. Y por último, cuando hay víctimas e interviene Fiscalía porque se ha cometido un delito, las penas tienen que estar acorde a las consecuencias. ¡Nada vale más que una vida!

¿Falta reproche social?

Se necesita más reproche social cuando vemos que alguien que conocemos o no, está muy bebido e intenta conducir. Todos podemos hacer algo en nuestro entorno cercano para evitar siniestros viales: no llamemos a alguien que va en el coche, no dejemos coger el vehículo a alguien que ha bebido más de la cuenta... Demos ejemplo a nuestros hijos cuando conducimos o cruzamos una calle con ellos.

¿Suspendemos en educación vial?

Cada niño, joven o adulto que no ha sido suficientemente formado en materia de seguridad vial y que no ha ido actualizando los contenidos a lo largo de su vida, convive con los demás en las vías, día a día, muchas veces sin darle importancia al concepto de que la movilidad no debe causar víctimas. Sin educación vial, acabará causándolas. Y si hacemos mención especial en el mundo de la empresa, aún en muchas compañías no se incluye la prevención de accidentes de tráficos dentro de la prevención de riesgos laborales. Hoy por hoy la educación vial está en manos de las policías locales e instituciones como Aesleme, que ha llevado la educación vial a cerca de cuatro millones de escolares en España

¿Con qué conducta se echa las manos a la cabeza por barbaridades al volante?

Barbaridades se ven aún muchas... Cada vez que adelantas a un vehículo que va haciendo cosas raras, no falla, está usando el móvil; el acoso de quien no respeta la distancia de seguridad; adelantamientos terribles en vías secundarias; circular en bici o patinete sin hacerse ver y sin casco; coger el coche „ o ahora las bicis, patinetes o motos de sharing„ después de haber consumido alcohol o drogas...

¿Ve más peligrosos a los conductores de avanzada edad o a los jóvenes?

Veo a jóvenes que cometen barbaridades y realizan conductas de riesgo y a personas mayores que no son capaces de reconocer que han perdido facultades y que deben de dejar de conducir. Aún así, estos dos grupos de edad no están entre los que causan más siniestralidad.