Los técnicos bombean desde ayer el combustible del Blue Star a tierra con la pretensión de que este trabajo finalice hoy o, como muy tarde, mañana, domingo. Se elimina así la mayor preocupación: la contaminación. Los trabajos de bombeo se realizan con normalidad, con la atención puesta, eso sí, en cómo se desarrolla la tarea porque lo primordial es evitar manchas que contaminen una zona de gran interés para la pesca y el marisco. Es precisamente este sector pesquero el que hace llegar su queja porque las fechas de Navidad son las que proporcionan al colectivo de Ares los ingresos más importantes. Un bombeo que permite, al tiempo, mantener ojo avizor al personal de Smit Salvage pendientes como están de la evolución del tiempo, especialmente en el mar que no es ni con mucho ahora mismo el más favorable a la tarea del rescate del quimiquero.

Sobre este rescate se hacen apuestas. Hay quien considera que, con un poco de suerte, es posible el reflotamiento. Pero en el colectivo de marinos mercantes reina la convicción de que el Blue Star solo saldrá de As Mirandas desguazado. Los especialistas de Smit Salvage estudian la vía más factible para llevar a buen término el rescate del navío. Ellos también se la juegan: hay intereses económicos de por medio pero también de prestigio profesional. Por esto han traído de Holanda equipos muy sofisticados que contribuyan a la realización de una tarea ardua y muy técnica.

Hay quien, entre los marinos mercantes, se decanta por un desguace parcial del quimiquero. También quien considera que existen medios y sistemas que facilitarán el reflotamiento y para lo que sería muy importante el estado de la mar, especialmente con una pleamar potente. Y, además, hay quien no descarta la voladura de las rocas que, especialmente a popa del buque, impiden a este salir por ahí en esa circunstancia de marea alta. Y están, obviamente, los que juegan la baza del desguace absoluto del navío en el mismo lugar en el que descansa.

Son, ya, apreciaciones o variaciones sobre cómo lograr el reflotamiento del quimiquero maltés, porque lo más importante a todas luces es finalizar la extracción del combustible y acometer la limpieza de tanques y sentinas en los que se almacenan los residuos. Estos deberán ser tratados en tierra. Es como un desafío. Smit Salvage, a buen seguro, no olvida el fallido salvamento del Prestige. Por ello no sería un buen resultado repetir aquella experiencia que los gallegos nunca olvidaremos.

Tal vez, ojalá, estemos a punto de cerrar un episodio ingrato. Sin más.