Hacía frío ayer cuando, en el décimo día del embarrancamiento del quimiquero maltés Blue Star, sonó la voz de alarma por derrame de combustible en la conexión de una manguera en la cubierta del buque. En la tercera jornada de trasvase del combustible (unas 100 toneladas para autoconsumo) que el quimiquero llevaba en tanques, se produjo esa alarma que no es que hubiera erizado el vello de quienes luchan por vaciarlos „ayer finalizó definitivamente esta tarea„ sino que llevó la inquietud a aquellos que, desde tierra, siguen las peripecias de los encargados de la tarea al comprobar el trasiego de personal a bordo del navío.

Fue un pequeño derrame „alrededor de 10 litros„ que se controló de inmediato con material absorbente. Por si pudiera ser necesaria su intervención, se posicionaron en las proximidades del Blue Star tres embarcaciones de Salvamento Marítimo, con el polivalente Don Inda en las inmediaciones, al igual que un remolcador contratado por la empresa designada para la atención al quimiquero y el posterior reflotamiento de este.

Un reflotamiento complicado con sendos cabezos de 4 y 5 metros de altura situados a proa y popa del navío que tiene un calado de unos 6 metros y limitan notablemente sus posibilidades de movilidad, sea esta auspiciada por los sistemas externos de tracción o por la propia acción del mar y las olas que han vuelto a aparecer en la escena del encallamiento.

Junto con los trabajos de bombeo del combustible que se trasladó del barco a los camiones cisterna situados en tierra, llega el momento de la verdad: el reflotamiento del buque.

Y si estos días hacíamos referencia a esa especie de apuestas que corren entre los interesados en ver qué solución se da al problema de la varada del Blue Star en ese "lecho" de rocas en el que se halla desde hace once días, continúan los planteamientos para que el Servicio de Salvamento Marítimo sea transferido por el Gobierno a la Xunta de Galicia. Así lo ha hecho el recién elegido diputado en el Congreso por el BNG, Néstor Rego, que se ha referido en una entrevista radiofónica a la necesidad de que sea Galicia quien decida en torno a lo que el citado servicio ha de hacer en territorio gallego porque "17 años después [del accidente del Prestige] continuamos prácticamente igual", algo que en su fuero interno, nadie puede creer porque los medios de que dispone España para atender una emergencia como la que se vive estos días en el roquedo de As Mirandas, en la ría de Ares, para nada tienen que ver con lo que aquí había en esa época. A ello hay que añadir que, con más o menos disponibilidad de medios, una emergencia como la vivida por el Blue Star no puede evitarse sea quien sea el titular de ese servicio.

Un incidente o accidente en la mar no depende de quien sea el competente en materia de salvamento.