Importaban, vaya si importaban las 105 toneladas de fuel y gasóleo que el Blue Star almacenaba, con destino a consumo del propio buque, en sus tanques de reserva. Como importaban también las alrededor de 15 toneladas de resíduos que el mismo quimiquero había reunido en tanques y sentinas. Todo ello potencialmente peligroso por contaminación en caso de ser vertido al mar. No ocurrió así, o casi, porque un vertido mínimo sí se produjo. Es, si se quiere, la anécdota. El borrón de todo buen escribano, esta vez sin mayor trascendencia, como ya conoce el lector. Pero ahora viene lo trascendente, una vez superada la prueba del algodón que ha sido, en los pasados tres días, el bombeo desde el barco encallado a los camiones cisterna dispuestos en tierra del combustible para autoconsumo.

Lo trascendente es lograr que el Blue Star pueda abandonar, por sí o con ayuda externa, ese que decimos lecho de arena y roca en el que encamó en As Mirandas tras garrear en el fondeadero de Ares en medio de la tormenta de hace 12 días.

Como decíamos días pasados, hacia mediados de mes se espera un importante cambio en la mar, con olas y fuertes mareas que podrían jugar un papel decisivo en el reflotamiento del quimiquero matriculado en Malta. Si las olas ayudan y los remolcadores efectúan la tracción adecuada, el navío volverá a ponerse a flote. En el forro exterior de su doble casco es seguro que hay daños. Pero no parece que sean de mucha trascendencia. En cualquier caso la estanqueidad parece garantizada y el Blue Star no debiera tener muchas dificultades para navegar una vez se logre ponerlo nuevamente a flote. Hay medios y disposición para lograrlo. Hay interés, entre otras cosas económico, por llegar a buen puerto (un astillero de Ferrol) con el quimiquero y reseñar en el cuaderno de bitácora de este todo lo que se ha dejado de decir por parte del capitán. Seguro que el comité de crisis, el delegado del Gobierno, Salvamento Marítimo, etc, ya han plasmado negro sobre blanco sus impresiones, 27 años después de que otro buque, este en las entrañas mismas de A Coruña, dejara su huella en las rocas de la península de la Torre y en todo el mar Ártabro. En 27 años se unen Aegean Sea y Blue Star en las páginas de un libro todavía no escrito que muy bien podría titularse Esta vez zafamos.

Y sí. Al menos, esperamos que esta vez sí, sin que el monstruoso Leviatán haga de las suyas.