El Juzgado de lo Penal número 3 de Pontevedra dejó visto para sentencia ayer el juicio contra Manuel Benito A.L., un vecino de Nigrán de 91 años acusado de dos delitos de homicidio imprudente y de siete delitos de lesiones por imprudencia grave al haber arrollado con su vehículo a un pelotón de 12 ciclistas, de los cuales dos fallecieron.

El acusado se acogió a su derecho a no declarar por lo que la vista oral se centró en los testimonios de los testigos que presenciaron el atropello, así como en el atestado de la Guardia Civil por este suceso, que tuvo lugar en el término municipal de A Guarda el 12 de marzo de 2016.

El conductor que circulaba detrás del anciano ese día explicó que ambos iban a gran velocidad y que el acusado continuó el trayecto en línea recta después de arrollar al pelotón y solo frenó al llegar a un cambio de rasante. En este lugar, aseguró, le vio bajarse del coche para retirar el cuadro de una bicicleta que arrastraba enganchada en los bajos del vehículo.

Si bien el acusado se acogió a su derecho a no prestar declaración, sí lo hicieron siete de los 14 ciclistas arrollados, la médica forense y los cuatro agentes que estuvieron presentes en el lugar del incidente y elaboraron el atestado.

La vista dio comienzo con el testimonio del ciclista con las secuelas más graves, exprofesor titular de la Universidad de Vigo y cuyas lesiones le han supuesto la incapacitación para desempeñar su trabajo. J.A.V.V. relató cómo en su día a día es una persona totalmente dependiente de su familia para las acciones más cotidianas y que, durante los primeros seis meses después del trágico accidente, no se acordaba "de nada. "Mi mejor amigo murió a mi lado y no me acuerdo. El neurocirujano me dijo que tenía que dar gracias por estar vivo", indicó en su intervención.

El abogado del damnificado reclama una indemnización superior a 2,5 millones de euros, mientras que el Ministerio Fiscal incrementó la responsabilidad civil en las conclusiones solicitando una indemnización de 1.800.000 euros, frente a los 1,4 millones iniciales.

Inmediatamente después de la declaración del exprofesor de la UVigo, procedieron a testificar los agentes de la Guardia Civil que elaboraron el atestado y estuvieron presentes en el lugar de los hechos. Según manifestaron en la sala, "el tramo en el que ocurrió el atropello es una recta de unos 800 metros y aquel día la conducción era óptima, tanto para los vehículos como para los ciclistas. El vial está señalizado, alertando de que es frecuentado por ciclistas, y había visibilidad".

Los agentes confirmaron que todos los testigos coincidieron en su primera declaración en que Alonso iba a más velocidad de la permitida y también aseguraron que, en el incidente, "se denota una distracción total porque cuando atropella a los primeros ciclistas, no realiza ninguna maniobra evasiva y continuó la trayectoria, arrollando al resto del pelotón".

A continuación, la magistrada dio paso al resto de deportistas que conformaban el pelotón aquel día, quienes coincidieron en sus declaraciones en que el vehículo entró en diagonal, de izquierda a derecha, y, tras haber atropellado al primero de sus compañeros, "en ningún momento pisó el freno", al contrario, todas las versiones hicieron referencia a que "daba la sensación de que aceleraba más".

Tras haberse registrado el siniestro, un par de ciclistas explicaron que vieron cómo el coche paraba en lo alto del cambio de rasante para darse posteriormente a la fuga. "Yo estaba atendiendo a mis compañeros heridos y no sabía ni qué había parado con el coche; solo después escuché gritar a los demás: ¡Que se escapa! Y vi el coche cómo se marchaba desde el alto", aseguró uno de los afectados.