Dos de cada diez familias en Galicia viven en régimen de alquiler. Tras el pinchazo de la burbuja, se ha puesto freno a la costumbre de hacerse con una vivienda en propiedad y este boom de los arrendamientos ha convertido en una misión casi imposible encontrar casa en muchas localidades. Desde el sector inmobiliario advierten de que esta búsqueda se hace cada vez más complicada por la proliferación de pisos turísticos. Solo este año, la estampida al uso vacacional en la comunidad fue de entre 1.200 y 1.400 viviendas, según estimaciones de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein). El 70% en las ciudades. En la actualidad, las urbes tienen 2.200 inmuebles disponibles en el mercado tradicional y otras 1.700 para arrendamiento turísticos. Estos últimos suponen solo un 23% menos que la otra opción.

La mayor rentabilidad de los alquileres vacacionales (un 8,4% en el caso de A Coruña y un 8,2% en el de Vigo por el 5,2% y el 5,3%, respectivamente, del mercado tradicional) capta a cada vez más propietarios. Según la urbe, los beneficios pueden estar entre dos y más de tres puntos por encima, un porcentaje alto pero todavía lejos del 12,8% de beneficios que genera este tipo de alojamientos para turistas en Oporto. Precisamente la ciudad lusa tiene casi 9.000 viviendas vacacionales, diez veces más que el resto de pisos disponibles para arrendamiento.

"La rentabilidad se encuentra cada vez más en el alquiler de pisos turísticos y ahí es donde, mes a mes, se están derivando viviendas en arrendamiento del circuito de comercialización tradicional", detalla Benito Iglesias, presidente de Fegein. La patronal inmobiliaria avisa además de un "descenso notable" en las ciudades de Santiago, Ourense, Lugo y Vigo, por este orden, lo cual anticipa "un contexto problemático" para la vivienda en alquiler y también un "encarecimiento" de los precios.

En un reciente informe, los empresarios del sector reclamaban al nuevo Gobierno de Sánchez que restringiese la "descontrolada eclosión" de viviendas para turistas y denunciaban los "crecientes problemas" que generan, como „apuntaba el Barómetro de la Rentabilidad y el empleo de los destinos turísticos españoles de Exceltur„ la "expulsión del residente" o la "banalización de los barrios" y que afectan a la "reputación" de todo el gremio.

En el caso de Galicia, Santiago es la única ciudad con más viviendas vacacionales que disponibles en el mercado tradicional. Compostela cuenta con hasta seis veces más pisos para turistas que para arrendar a familias, estudiantes o funcionarios: más de 600 frente a 110. En A Coruña y Ferrol los inmuebles de uso turístico son la mitad: 265 frente a 750 en el primer caso y 73 frente a 160 en el segundo. En Vigo y Ourense son entre un 42% y 46% menos, respectivamente (151 frente a 280 y 374 frente a 650). En Lugo son apenas un 20% menos: 100 pisos turísticos y 120 del mercado tradicional.

Desde la patronal inmobiliaria gallega advierten de que la "pérdida de poder adquisitivo de muchas familias y jóvenes" les impide plantearse una vivienda en propiedad. Junto con la vivienda turística, "la pérdida de poder adquisitivo por parte de las familias en una comunidad con la renta per cápita y pensiones más bajas de todo el Estado, conjuntamente con una financiación que requiere un esfuerzo mayor por parte del comprador de un 35% del importe de la vivienda, impuestos incluidos, han derivado cada vez más porcentaje de personas hacia el mercado de alquiler".

El presidente de Fegein cifra en 20.000 la bolsa de viviendas en arrendamiento en la comunidad para conseguir reducir los precios. En las ciudades con una bolsa flotante de 2.000 pisos en el circuito de comercialización, se contribuiría a rebajar la presión de la demanda y, en consecuencia, los precios.

Desde la patronal rechazan poner limitaciones a los precios de alquiler porque lo único que se conseguiría es una mayor reducción de la oferta en la vivienda tradicional y un retraimiento de los propietarios de viviendas vacías en derivarlas hacia el mercado en general.