El peso de la construcción en el PIB gallego escaló en el tercer trimestre de este año hasta el 7%. Es la primera vez que alcanza esta cifra en los últimos siete ejercicios. El ladrillo se desplomó a partir de 2008 y llegó a tocar suelo en 2014, cuando representaba solo el 6,1% de la economía de la comunidad. A partir de entonces se movió entre el 6,2% y el 6,7%.

El sector siempre reconoció que las cifras precrisis, en las que la construcción suponía más del 10% del PIB gallego, eran excesivas, ya que, si entraba en crisis, como así ocurrió, arrastraría al resto de la economía. Por eso, siempre ha defendido que el peso no tendría que superar el 7% para que no se volviese a repetir la historia. Pero en el tercer trimestre, según los datos del informe Seguimento e análise da construción, que publicó ayer el Instituto Galego de Estatística (IGE), alcanzó el 7%. Hay que retroceder 28 trimestres (hasta el tercero de 2012) para encontrar una cifra similar.

Y al contrario de los últimos años, el incremento del peso de la construcción en la economía gallega se ha traducido en más puestos de trabajo. En los últimos ejercicios, la construcción ha crecido, aunque a unos niveles muy inferiores a los de antes de la crisis, pero era incapaz de incrementar su volumen de empleados. En 2015 trabajaban en el sector 73.600 personas; en 2016 bajaron a 71.900 y en 2017 cayeron hasta las 66.600. En 2018 se incrementaron hasta las 67.400.

En el primer trimestre de 2019 el número se desplomó hasta las 65.100. Era la cifra más baja de los últimos 40 años. Sin embargo, en el tercero ha repuntado hasta las 73.700, un 9% más que en el mismo periodo del año anterior y una cifra similar a la que había a finales de 2015.

El punto álgido de trabajadores en el sector de la construcción en Galicia fue en 2007, cuando el sector daba empleo a 152.000 personas „la mitad que en estos momentos„. Eran los instantes previos a que explotase la burbuja inmobiliaria.

Entre 2000 y 2007, el empleo en la construcción creció a una tasa media del 4%. A partir de 2008 se produjeron abruptos descensos hasta 2014 que llegaron a ser de dos dígitos: -12,9% en 2010; -11,8% en 2011 o -11,5% en 2012. El desplome medio anual entre 2009 y 2013 fue del 10%.

Durante 2014 y 2015, la construcción volvió a necesitar mano de obra en la comunidad y los contratados aumentaron hasta los 73.600. Pero fue un espejismo. A partir de ese momento, el número de ocupados no paró de caer. Tocó suelo a finales del primer trimestre del presente ejercicio con 65.100 efectivos, aunque ha vuelto a repuntar en el tercero. En la última década, solo en dos ejercicios la construcción en Galicia aumentó el número de trabajadores: el primero fue en 2015 y el segundo en 2018.

El resto de cifras que sirven para medir la salud del sector, y que provocan que el peso en el PIB gallego crezca, también son positivas: transacciones inmobiliarias, hipotecas, accesibilidad a la vivienda...

En los ocho primeros meses de este año se realizaron 12.911 transacciones de viviendas en Galicia. Fueron un 3,6% más que en el mismo periodo del ejercicio pasado y seis puntos más que la media nacional, ya que en ese periodo cayó un 2,5%. El mercado de viviendas nuevas cada vez tiene menos peso. Del 44% que representaba en 2007 ha pasado al 20,9% del tercer trimestre de 2019. En cambio, las usadas han aumentado del 51% al 78%. La compraventa de viviendas de protección oficial es casi residual: un 0,7% cuando en 2010 llegó a representar el 4%.

Las hipotecas también aumentan, apoyadas por los bajos tipos de interés. En los nueve primeros meses de 2019 ya se habían superado los préstamos para comprar viviendas (97.094) que se dieron en todo 2018 (95.930). A falta de los datos oficiales del último trimestre, la cifra es la más elevada desde 2011 cuando se superaron las 100.000.

Otro factor importante que ayuda a la construcción y a que se vendan casas es la facilidad que tienen los gallegos para comprar un inmueble. La accesibilidad a la vivienda „el porcentaje del salario que una persona destina a la adquisición de una casa„ es el menor de los últimos años. Hasta el pasado mes de septiembre era del 28,8%. Es el porcentaje más bajo de la última década.