Al ritmo actual de consumo de tecnología, el crecimiento de la basura tecnológica será exponencial en el futuro, como vaticina la ONU. La Xunta es consciente del problema y además de impulsar campañas para que la ciudadanía deposite los aparatos electrónicos en los puntos limpios, ha tomado medidas para atenuar su impacto.

Uno de los problemas de los puntos limpios es que suelen estar ubicados en polígonos o alejados del centro de las urbes, lo que echa para atrás a muchos ciudadanos que prefieren dejar los aparatos que desechan en el contenedor de residuos sólidos urbanos.

Para facilitar el reciclaje de esta chatarra, la Xunta subvencionará puntos limpios móviles. Así a finales del pasado año autorizó ayudas a 24 ayuntamientos para implantar multicontenedores rodantes que aproximen la recogida selectiva de aparatos electrónicos a los hogares.

Pero no solo eso. La Consellería de Medio Ambiente quiere que estos puntos limpios no sirvan solo como depósitos de basura tecnológica sino que evolucionen hacia centros de reparación y reutilización de estos aparatos.

En la comunidad hay 147 puntos limpios y, en el último contrato para la gestión de este servicio, el Gobierno gallego ha incluido en los pliegos como requisito que la empresa que se haga cargo de los mismos asuma la creación de una red para reparar aparatos estropeados para su posterior reutilización.