Los usuarios de la AP-9 comenzaron a responder al alza de los peajes de la autopista que vertebra Galicia de norte a sur meses antes de que se incrementasen otro 2,69% el pasado 1 de enero. En los meses centrales del verano -julio y agosto del año pasado- el aumento de vehículos fue solo del 1,9% y 0,7%, respectivamente. Lejos del 5 o 6% de años anteriores. Esa desaceleración se volvió negativa en octubre y noviembre.

Por primera vez en los últimos seis años encadenó dos meses seguidos en los que perdió tráfico, según los últimos datos del Ministerio de Fomento. Las caídas fueron mínimas (-0,27% en octubre y -0,19% en noviembre), pero marcan una tendencia de menor uso de la vía que ya se había advertido durante todo 2019. Como consecuencia, hasta noviembre pasado el alza del tráfico de la AP-9 fue solo del 1,43%. Inferior al 1,9% del mismo periodo de 2018; 3,9% de 2017; 3,6% de 2016 y 5,5% de 2015.

En la última década, los peajes de la AP-9 se han incrementado más de un 30%. En enero de 2018, subieron un 1,9% al aplicar la actualización del IPC. Nueve meses después se incrementaron casi un 2%: un 1% para compensar a Audasa por las obras de la circunvalación de Santiago; el enlace de Sigüeiro; la ampliación en los accesos de Vigo y O Morrazo y el viaducto de Rande; y un 0,9% por las bonificaciones en los trayectos entre Vigo y Pontevedra. A principios de 2019 se produjo un aumento del 3,5%. Y el pasado 1 de enero, otro del 2,69%.

Este último incremento ha supuesto que completar el trayecto entre A Coruña y Vigo en un turismo cueste, solo la ida, 16,85 euros (0,45 más). Viajar entre A Coruña y Santiago supone 6,9 (+0,15) y entre A Coruña y Ferrol, 4,85 (+0,1). Recorrer la AP-9 completa, desde Ferrol hasta Tui, requiere un desembolso de 22,2 euros (+0,65).

La última vez que la vía gallega encadenó dos meses seguidos en los que perdió tráfico fue en junio y julio de 2013. Desde entonces han pasado 76 meses. Más de seis años. Para hacerse una idea de lo que supone está caída en octubre y noviembre, desde 2015, es decir, en los últimos cinco años, solo se habían producido tres descensos mensuales, uno de ellos en noviembre de 2018, con lo que acumula dos caídas consecutivas en este mes.

El alza de los peajes está detrás de que cada vez la AP-9 sea menos utilizada por los conductores. En 2014, el tráfico de la autopista rompió seis ejercicios seguidos de pérdida de viajeros al aumentar un 0,4%. La recuperación se mantuvo en los tres años siguientes con subidas del 5,5%, 3,6% y 3,9%. En 2018, debido a la subida de las tarifas, el alza solo fue del 2,1%. Y en los once primeros meses de 2019, el incremento solo ha sido del 1,43%.

Pero no solo ha ralentizado su crecimiento, la AP-9 también es la cuarta autopista de titularidad estatal que menos creció hasta noviembre del pasado año. Solo tuvieron peores cifras Barcelona-Tarragona (+0,61%), León-Campomanes (+0,25%) y Segovia-San Rafael (-0,91%).