Ha sido posible. La necesidad hace amigos y el diálogo todo lo puede: armadores franceses, vascos, cántabros, asturianos (no representados en esta oportunidad, pero que asumían cualquier decisión al respecto) y gallegos, han acordado reeditar el denominado Acuerdo de Bilbao (que antes había sido de Arcachon) que regula las condiciones de pesca en la campaña de la anchoa en aguas del Cantábrico. El acuerdo se logró el martes en la localidad guipuzcoana de Getaria. Entre los representantes de la flota del Cantábrico estaba el presidente de la asociación gallega de armadores de cerco Acerga, en la actualidad con el apoyo de 127 barcos asociados.

El entendimiento entre las partes permite la ampliación por al menos un ejercicio más del mencionado Acuerdo de Bilbao. Los afectados por este mantendrán „con escasas modificaciones„ las medidas vigentes hasta ahora y que son de aplicación en los últimos años.

Durante estos días y hasta que se haga oficial el acuerdo, las autoridades pesqueras de España y Francia revisan el texto aprobado que será oficial con toda probabilidad esta misma semana. La entente cordiale plantea el calendario de capturas de la flota del Cantábrico. Esta abrirá la campaña el día 1 de marzo y la mantendrá hasta el 31 de mayo porque, si bien el 15 de abril, los barcos franceses podrán realizar sus pesquerías de dicha especie en una concesión acordada en Getaria parta compartir el caladero nacional Cantábrico Noroeste. El adelanto en la incorporación de la flota anchoera gala „tradicionalmente iniciaban la costera el 1 de junio„ permite a los barcos españoles enjugar con los excedentes del pasado año de los franceses el exceso de capturas que tenía acumulados en el año 2019.

La presencia de anchoa en el Cantábrico y Noroeste se presume como muy aceptable en 2020. Para la totalidad de la flota en este caladero se ha aprobado una cuota de 29.500 toneladas, lo que hace presumir una costera rentable económicamente para el millar de embarcaciones que en pocas semanas se harán a la mar con el deseo de resarcirse de la escasa rentabilidad lograda por la captura y venta en lonjas de otras especies en las que también se había depositado confianza para una ansiada recuperación que no se ha logrado en la medida deseada.