La mercería, la tienda de ultramarinos o la de retales, la panadería, la droguería... Son cada vez más los establecimientos de toda la vida que echan el cierre engullidos por las grandes superficies comerciales y el boom de las compras por internet. Basta con darse un paseo por cualquier barrio para ver los carteles que anuncian una nueva baja en el sector: liquidación por cierre o cierre por jubilación. En apenas un año, Galicia ha pedido casi 1.200 pequeños comercios de proximidad: de los casi 50.600 que había en diciembre de 2018 se pasó a apenas 49.500 el año pasado, un 2,3% menos. Este porcentaje supone casi el doble que el registrado en el conjunto del estado (-1,3%) y coloca a la comunidad gallega como la quinta del país con más cierres en el sector. A la cabeza se coloca País Vasco (-3,1%), seguida de Asturias (-2,8%), Castilla y León y Aragón (empatadas con un -2,4%).

Al cierre de 2019, eran poco más de 779.000 los pequeños comerciantes en España, 10.183 menos que un año atrás. Es decir, cada día cierran en el país una media de 30 tiendas de barrio, casi el 12% de ellas en alguna ciudad o pueblo de Galicia „una media de tres diarias„. "Debemos poner medidas que paren esta sangría ya", urge el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor. El colectivo sitúa la despoblación y el auge de las compras online como las principales causas de las continuas bajas en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA).

Las ventas online y la digitalización, según advierten, obligará a los comerciantes a renovarse. Además, el éxodo del rural a la ciudad, el envejecimiento y el desplome de la natalidad pasa factura también al pequeño comercio. "Cuando en un pueblo se cierra el pequeño negocio; el pueblo muere; y cuando no se dan oportunidades reales de emprendimiento el relevo generacional, los jóvenes se marcan y los comercios pierden toda posibilidad de clientes. Es un círculo que debemos romper para salvar el comercio y revitalizar las comunidades con mayor índice de población rural", urgen los autónomos.

Durante el último año, tan solo Baleares ha evitado el cierre de comercios de barrio. De hecho, en las islas se abrieron una docena de pequeños negocios en 2019. La sangría el año pasado en el sector borró a más de 10.000 comercios de los barrios de España, un 1,3% menos que en 2018. Con números también en negativo, pero por debajo de la caída media del conjunto del país están Castilla-La Mancha (-1%), Madrid (-0,9%), Extremadura (-0,7%), Murcia (-0,6%), Canarias (-0,4%) y Andalucía (-0,3%).

En cifras absolutas, Galicia es la cuarta comunidad que más verjas ha bajado de manera definitiva durante el último año: 1.183, por detrás de Cataluña (1.809), País Vasco (1.285) y Comunidad Valenciana (1.209). Ahora bien, el volumen total de tiendas de toda la vida en territorios como Cataluña (más de 122.000) o Valencia (más de 92.000) es muy superior al que presenta Galicia: poco más de 49.400. Pese a concentrar el 6% del total de autónomos del comercio en España, la comunidad gallega suma el 10% de los cierres en el sector.

Al cierre de 2015, el sector del comercio sumaba más de 812.000 autónomos. En el caso de Galicia superaban los 53.000. El descenso en el conjunto del país alcanza desde entonces el 4,2%, un porcentaje que en la comunidad gallega es ya del -7,3%.

Por provincias, Ourense está marcado en rojo en el mapa de cierres de tiendas de toda la vida en España. Es el territorio que más sufrió en los últimos cuatro años las bajas en el sector. Casi un 12% menos de comercios de barrio, seguido de Palencia (-11,1%), Burgos (-10,2%), Huesca (-9,6%) y Guipúzcoa (-9,2%).