Son cada vez más los viajeros que hacen las maletas sin dejarse un euro en alojamiento. El intercambio de casa es una forma de ahorrar que comenzó a ganar adeptos en España con el estallido de la crisis, pero desde entonces no ha dejado de crecer. No solo por cuestiones económicas sino también por la comodidad que supone. Los usuarios buscan sentirse como en casa y ser un vecino más del lugar elegido como destino. Galicia es una de las comunidades favoritas en el intercambio de vivienda para pasar las vacaciones. Con 13.750 pernoctaciones registradas el año pasado en esta modalidad se coloca en el octavo puesto del ranking de territorios con más demanda en España, según datos facilitados por HomeExchange. Este balance en la comunidad gallega supone un crecimiento del 15% respecto a 2019 y del 80% en solo dos años.

En el conjunto del país, el intercambio de casas se ha consolidado como una nueva modalidad turística en España, con un aumento del 60% en los dos últimos años. Con casi 70.000 viviendas registradas para alojamiento vacacional de intercambio, España sumó cerca de 496.000 pernoctaciones en 2019. Unos datos que lo convierten en el segundo país preferido por los turistas para asentarse en vacaciones con este modelo de economía colaborativa que busca una experiencia más inmersiva y cercana al lugar de destino. A la cabeza de la demanda en intercambio de viviendas entre viajeros se coloca Francia y en el tercer puesto, Estados Unidos, seguido de Italia y Canadá. Los propios españoles son los que hacen más uso de esta oferta en el país, seguidos de los visitantes de Francia, Estados Unidos, Italia y Alemania. Las ciudades que atraen a más inquilinos para periodos vacacionales son Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla y San Sebastián.

Solo el año pasado, las más de 300 viviendas para intercambio vacacional que se ofertan en Galicia registraron un total de 13.750 pernoctaciones. Casi 40 cada día. Las localidades costeras concentran la práctica totalidad de las casas disponibles para este tipo de turismo en la comunidad. También pueden encontrarse viviendas de este tipo en las ciudades de A Coruña, Santiago o Lugo o en ayuntamientos del interior como Melide, Valdeorras, Palas de Rei o A Pastoriza, entre otros.

Los comentarios que recogen los anfitriones dan cuenta de las experiencias de los inquilinos, algunos por tan solo tres días, otros por más de una semana. Quienes han utilizado el intercambio, suelen repetir por la experiencia. El grueso de los clientes son familias con hijos, con edades comprendidas entre 30 y 55 años y nivel económico medio-alto. Pero desde hace unos años, han aumentado los jóvenes y solteros que quieren disfrutar de esta modalidad económica para viajar por todo el mundo. El único gasto que supone es el que habría que hacer si uno estuviera en su propia casa: llenar la nevera. Y si se decide pasar el verano en Europa o cruzar el charco, el único coste será el de los vuelos.

El intercambio de casas es un modelo que inventaron los anglosajones cuando el colectivo docente, por aquello de tener tantas vacaciones, empezó a intercambiar sus viviendas con profesores de otros países. Sin embargo, ha sido internet, y en especial a raíz de la crisis, lo que ha abierto y elevado todas las posibilidades de esta fórmula a la hora de viajar. Lo más demandando por los gallegos que viajan con este sistema suelen ser grandes ciudades europeas, como Londres, Roma o Ámsterdam, y también Nueva York, donde el alojamiento resulta caro. Pero en los últimos años, se busca también casa para vacaciones en México, Caribe, Canadá o Australia.