Reza el refranero Agua del cielo, el mejor riego, pero no tanta como la que ha caído en los últimos meses en la comunidad. Las borrascas extremas vividas antes de Navidad han dado al traste con la siembra del cereal de invierno „principalmente trigo„ y los agricultores comienzan a hacer aproximaciones de lo que van a perder. A Limia, es, además de tierra de patatas, comarca de referencia en la producción de cereales. La humedad del suelo impide la plantación de la cosecha de trigo de invierno desde el mes de noviembre. Las peores previsiones de los expertos auguran que esta campaña podría perderse el 40% de la cosecha.

Los últimos frentes de agua impiden que se siga secando el suelo en A Limia (Ourense) para la plantación de los cereales. Ahora sería conveniente que dejara de llover y siguieran las heladas. Como los días crecen y cada vez hay más horas de luz, a finales de este mes o a primeros de febrero ya se podría sembrar algún trigo de primavera o de los autóctonos „ tienen una doble actitud de primavera-invierno„, que se pueden sembrar en ambas épocas aunque "su producción final siempre es menor, pero es una solución para el problema actual de A Limia", apunta Servando Álvarez, técnico del Centro Agrogandeiro del Inorde en Xinzo. Este experto, en el mejor de los casos, ya estima un 40% menos de producción de trigo para la campaña actual.

Y es que en otoño se sembró una pequeña cantidad de cereal de invierno pero "prácticamente no sobrevivió, y el problema es que toda la apuesta de la producción de A Limia se va a jugar a la carta del trigo de primavera y son trigos que producen relativamente bastante menos y hay el riesgo de que al no dejar de llover, no sequen las tierras y se alargue más la época de la siembra, y menos producción habrá", indica Álvarez.

De mejorar las condiciones, si se puede sembrar a final de este mes, estima el experto, la producción final bajaría un 40% en A Limia con respecto a un año bueno. Si se siembra a finales de febrero se reduciría aún más la recolección del cereal, hasta un 60% y, a partir de ese momento, seguiría cayendo de manera proporcional.

Aunque ha habido pequeñas treguas de sol entre borrascas y temporales, no ha dado tiempo a que la tierra se seque. En pasados días de heladas, se vio a algún que otro agricultor en la tierra en zonas muy altas o muy secas. "Fue más el deseo de ponerse a plantar que lo que la tierra admite, son operaciones anecdóticas y muy residuales", explica el técnico. En esas zonas más altas, apunta, la tierra ha experimentado una mejoría considerable pero "de ahí a poder meter el tractor o aperos de labranza es otra cosa".

En las zonas más inundables, la situación es peor y a criterio del experto, aún les quedará un tiempo mayor de espera antes de poder ponerse manos a la obra. Servando Álvarez confía en que se pueda sembrar en las parcelas más altas en las próximas semanas, pero en las más bajas "hasta abril ningún agricultor será capaz de meter allí la maquinaria", asegura convencido.

En el mes de diciembre, la superficie sembrada con cereales debería de rondar las 8.000 hectáreas de trigo, centeno y cebada.

El año pasado se cerró con una actividad normal. Se alcanzaron en la comarca de A Limia los 60 millones de kilos de cereal, una cifra que, de continuar la situación actual, queda muy lejos de las previsiones de los agricultores, que empiezan a evocar la campaña de 2018 que concluyó con una escasísima cosecha condicionada, al igual que hoy, por los anegamientos de las fincas.