"Los franceses, que nos habían acogido, estaban movilizados y mi padre se apuntó como voluntario, pero lo declararon no apto. Por eso se presentó cuando le llegó la convocatoria de la carta verde. Los convocaron las autoridades francesas y confiábamos en Francia que tan bien habían acogido a los inmigrantes polacos, armenios..., algunos tenían dudas, pero ¿quién podía imaginar que detrás había tanta maldad? Decían que iban a los campos a trabajar porque los alemanes estaban en el frente y les creímos", apunta Micheline.

Siga leyendo la noticia en nuestro Kiosco Digital, o suscríbase a La Opinión de A Coruña y tenga acceso completo a todas nuestras noticias sin límites.