La flota gallega de artes menores inició la campaña de la centolla el pasado 11 de noviembre. Dos meses y varios temporales después el sector confirma que este "no es un año de centolla". Los datos provisionales recopilados por la Plataforma Tecnolóxica da Pesca (dependiente de la Consellería do Mar) ilustran esta realidad que ven los pescadores. Hasta el 11 de enero los puertos de Galicia descargaron 281 toneladas de esta especie, mientras que en el mismo periodo del año pasado la cantidad fue de 346 toneladas, un descenso del 19%. Sin embargo, la facturación generada por la venta de este crustáceo aumentó. En estos dos meses de campaña las lonjas de la comunidad ingresaron 3,2 millones de euros, un incremento del 6% ya que en 2019 facturaron tres millones.

El presidente de la Asociación de Armadores de Artes Menores de Galicia (Asoar-Armega), José Luis Rodríguez, sostiene que los temporales marcaron lo que va de temporada de capturas: "No se está yendo a trabajar con regularidad por el mal tiempo. Al no poder ir a faenar no se puede poner producto en la lonja", explica. El representante de las artes menores señala también que este "no es un año de centolla" porque los pescadores cuando pueden salir a trabajar no la ven en abundancia. "No hay la misma cantidad que el año pasado. Cada especie tiene su ciclo y entran en juego otros factores como la meteorología o la temperatura de las aguas", indica Rodríguez.

A pesar de esta situación de "escasez" de centolla, la facturación generada por la subasta de la especie en lo que va de campaña mejoró los datos del anterior ejercicio. Este hecho se pudo dar porque el valor de la especie creció en primera venta un 31%. Entre noviembre y enero las rulas de la comunidad comercializaron el recurso a un precio medio de 11,4 euros el kilo, mientras que hace un año fue de 8,7 euros el kilo. Para el sector este crecimiento, aunque bueno, no evolucionó en proporción "a la caída de las capturas".

El presidente de Asoar-Armega manifiesta que la centolla "es de primera": "Aunque haya escasez de recurso su calidad no varía, siempre está ahí", apunta.

A Coruña, a la cabeza

El puerto de A Coruña fue el que más cantidad de este crustáceo recibió. En estos dos meses de capturas la lonja coruñesa subastó 68,6 toneladas de la especie por las 93,5 del anterior ejercicio, un descenso de casi el 27%. El volumen de negocio generado por la venta de centolla también se resintió, aunque en menor medida. La dársena local facturó entre noviembre y enero 530.405 euros, un 4% menos que hace un año, cuando la cifra fue de 552.660 euros. Esto se debió al aumento del precio medio, que rozó los ocho euros el kilo por los seis de 2019.

O Grove es la excepción a la tendencia gallega, ya que este puerto registró un aumento tanto en las capturas como en la facturación. El centro de primera venta grovense comercializó hasta el 11 de enero 48,5 toneladas de centolla por las 46,8 del año anterior, un 4,4% más. Por la subasta de este crustáceo generó 783.729 euros, un aumento del 21% ya que en 2019 se ingresaron 645.926 euros.