Lluvias, inundaciones, pedrisco, viento o sequía. El mal tiempo es la principal causa de las pérdidas en el campo gallego. La climatología adversa se lleva por delante parte de la vendimia, soutos de castaños, la cosecha de la patata e incluso las plantaciones de forrajeras para los animales. Pese a las ayudas para fomentar la contratación de seguros, en la actualidad el 95% de los pequeños agricultores de la comunidad carece de póliza. Las indemnizaciones de las compañías aseguradoras por daños que ocasionaron el año pasado en Galicia los fenómenos meteorológicos extremos superan los 1,4 millones de euros, según datos facilitados por la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro).

Fueron más de 3.600 las hectáreas afectadas en el campo gallego en 2019 por las intensas lluvias, el granizo, las fuertes rachas de viento o los episodios de sequía. Es como si los temporales o las olas de calor arrasasen una superficie similar a la extensión de una ciudad como A Coruña.

En la actualidad, apenas el 2% de la superficie cultivada en la comunidad está cubierta por un seguro. El balance de los últimos cuatro años da cuenta de la profesionalización del sector agrario, con explotaciones de mayor tamaño. De ahí que, pese a que el número de pólizas cayó un 11%, la extensión asegurada contra posibles inclemencias meteorológicas o accidentes se ha duplicado. Así de las 7.000 hectáreas protegidas en 2015 en la comunidad se pasó a casi 15.000 el año pasado.

En Galicia, son casi las 50.000 pólizas suscritas por el sector agroganadero a las distintas compañías aseguradoras, que suponen el 11% del total nacional. Destacan las contrataciones del sector lácteo, que representan casi el 30% del conjunto del país, con un total de 390.000 cabezas protegidas y con un capital asegurado que supera los 480 millones. Las líneas agrícolas más aseguradas en el campo gallego son las de uva de vinificación y las forrajeras.

Pontevedra fue el año pasado la provincia gallega con más superficie dañada por las inclemencias meteorológicas: casi 1.300 hectáreas afectadas y cuyos propietarios fueron indemnizados por siniestros que superaron el millón de euros. Le siguen en la tabla de extensión dañada y con cobertura del seguro Lugo (más de 1.200 hectáreas), Ourense (casi 666 hectáreas) y, finalmente, A Coruña (más de 450). Los importes de los estragos se quedan por debajo de los 200.000 euros en estas tres últimas provincias. En el caso de Ourense el importe de la siniestralidad en el campo roza los 174.000 euros; en Lugo, supera los 114.000 y en A Coruña es de casi 106.000 euros.

El pedrisco fue el principal enemigo de las cosechas, con casi 570 hectáreas de cultivos dañados en Pontevedra (uva y forrajeras, fundamentalmente), más de 275 ha en Lugo y 136 en Ourense. El viento también pasó factura a las cosechas, con más de 350 hectáreas afectadas. Y las lluvias destrozaron 290 hectáreas de plantaciones en A Coruña (117) y Ourense (casi 175).

La superficie dañada en Galicia el año pasado por fenómenos meteorológicos adversos supera las 3.600 hectáreas, un 7% más que en 2018, según datos de Agroseguro. El importe de las indemnizaciones al campo gallego es más del doble que un año atrás: 1,4 millones de euros en 2019 frente a los apenas 655.000 euros del ejercicio anterior.

En A Coruña las hortalizas, las flores y las forrajeras fueron las principales cosechas dañadas. Mientras que en la provincia de Lugo destacan las forrajeras y los viñedos. En Ourense también se vieron afectados los viñedos y los herbáceos extensivos. Y en Pontevedra, el mayor estrago lo soportaron las cosechas de uva (casi el 60% de los daños en la provincia), junto con el caqui (el 23%) y, finalmente, las plantas y flores.

Con el objetivo de fomentar los seguros agrarios en la comunidad, la Xunta inyectará este año en ayudas 5 millones de euros. El límite subvencionable en los contratos agrícolas estará en el 65% del recibo de la prima.