Dos informes "desfavorables" e "insalvables" de Patrimonio y de Augas de Galicia tumbaron el proyecto minero de Touro promovido por la multinacional Atalaya Mining y Explotaciones Gallegas. El portazo de la Xunta a la reapertura de la vieja mina de cobre se basa en el impacto medioambiental que acarrearía, con afección a ocho cursos fluviales, así como una posible incidencia en los animales „de una zona de especial protección agraria„, unido a un "riesgo muy elevado" para las poblaciones próximas y el medioambiente en caso de catástrofe". Así figura entre las conclusiones de las 15 paginas de la declaración de impacto ambiental (DIA) negativa que emitió la semana pasada la Consellería de Medio Ambiente sobre el proyecto de Cobre San Rafael.

Uno de los motivos por los que la Xunta anuló el proyecto minero es precisamente porque "no da respuesta completa a las medidas de gestión a adoptar en caso de escenario accidental e, incluso, las medidas de prevención y gestión de la contingencia parecen limitarse a justificar que el suceso no se producirá". Como referencia, toma el informe de Patrimonio Natural de diciembre del año pasado en el que advierte de que por muy baja que sea la posibilidad de accidentes y roturas, "estos deben ser previstos y evaluados".

El promotor, según advierte Patrimonio, no analiza la posibilidad de afección de la Zona de Especial Conservación del sistema fluvial Ulla-Deza, con riesgos como la aparición de contaminación en aguas subterráneas.

Otro informe clave para que la Xunta no permitiese que siguiera adelante la explotación de cobre en Touro es el de Augas de Galicia, que identifica las afecciones "directas" sobre ocho cursos fluviales, relacionadas "directamente" con el proyecto minero. En el documento, avisa de "profundos cambios morfológicos, de los usos del suelo" y de los balances del agua aportada y devuelta al medio natural, según informa Europa Press.

Estos cambios, continúa el informe, darían lugar a alteraciones en las cuencas, unido a "una alteración sustancial" de corrimientos de tierras. Por ello, advierte de "importantes variaciones en el comportamiento hidrológico" derivadas de la "elevada" demanda de agua de la actividad minera.

A esto se suman diversas pegas que pone Augas al proyecto como un "incorrecto" dimensionamiento de la piscina estériles „materiales sin valor económico que se extraen para la explotación, como rocas y vegetación„ daría lugar a un vertido con un impacto ambiental no valorado.

El riesgo de afección a las aguas „concluye el informe„ "se mantendría más allá del fin de la explotación", mientras no se valoran los puntos de vertidos por lluvias a ríos ni se esclarece la gestión de las aguas en la fase de clausura, sin medidas fijadas en el caso de la llegada de aguas contaminadas a la balsa.

En consecuencia, la Consellería de Medio Ambiente concluye que "no está garantizado que no se vaya a producir un impacto negativo sobre el ciclo hídrico".

La semana pasada la empresa minera emitió un comunicado para explicar que estudiará la resolución negativa de la Xunta para decidir "acciones futuras". La sociedad promotora del proyecto invirtió 7,5 millones con el objetivo de desarrollar la explotación.