No sé si algún día será necesaria la evaluación de la capacidad de diálogo de este Gobierno presidido por don Pedro Sánchez. Pero sí estoy seguro de que, si por cualquier circunstancia se tuviera que revisar el número de veces que el mismo ha recurrido en tan breve tiempo a los planteamientos de diálogo, ningún gobierno anterior se habrá mostrado más proclive a hacer bandera del entendimiento entre partes por la vía del diálogo que el suyo.

Desde hace años, el colectivo de rederas, neskatillas y empacadoras reclama que el Ejecutivo de turno dé cumplimiento al tan debatido y aprobado proyecto por el que se concede a ese colectivo „el único de los vinculados al sector marítimo-pesquero que carece de él„ un coeficiente reductor por el que sus miembros pueden adelantar la edad de jubilación del mismo modo que lo hacen los pescadores. El "buenismo" de los gobernantes actuales pone una vez más sobre la mesa el compromiso por el que el Gobierno del señor Sánchez aplicará „¿cuándo?„ ese deseado coeficiente reductor de la edad de jubilación del citado colectivo de rederas porque los intentos hasta ahora realizados para su puesta en marcha no han dado resultados positivos.

Ha dicho el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, don José Luis Escrivá, que el rechazo registrado por el procedimiento administrativo en su día iniciado se debió a la falta de legitimidad de la Federación Galega de Redeiras. Tardaba mucho en aparecer un culpable gallego, pero hay que recordar al señor ministro que compañeros suyos de partido ya habían dado el sí al proyecto y que esta afirmación se registraba en una sesión plenaria del Congreso de los Diputados, algo que satisfizo enormemente a los profesionales del sector, en su inmensa mayoría integrado por mujeres que, además del coeficiente reductor de la edad de jubilación, clamaban „y claman„ por la declaración de enfermedad profesional de la derivada de su actividad de arreglo de redes no siempre bajo techado ni en condiciones lumínicas adecuadas.

La norma entonces aprobada va a ser revisada (ha dicho el ministro Escrivá). Para ello el gobierno del presidente Sánchez apela, cómo no, al diálogo. Es de esperar que de este dialogante planteamiento salga la luz necesaria para que rederas, neskatillas y empacadoras puedan llegar a ver plasmadas sus reivindicaciones en una ley que vaya más allá de la legitimidad de una Federación Galega de Redeiras que todo quisque reconoce, menos el Gobierno. Porque de no ser así, y ante la falta de relevo generacional, se van a jubilar los diputados y senadores de la nueva hornada del mismo modo que lo han hecho sus predecesores en el cargo desde la primera vez que en ambas cámaras „Senado y Congreso„ se estudió la reclamación presentada por estos trabajadores a los que, al parecer, nadie conoce en Madrid (y es que no han caído en la cuenta de que en el Estanque del Retiro, aunque hay barcas, no hay pescadores ni redes que coser y, por tanto, las rederas no existen).