Prisiones del siglo XVIII, arquitectura civil decimonónica, conventos del siglo IX y hasta cascos históricos completos. El desleixo sobre el patrimonio cultural se topa desde 2007 con los científicos de la asociación Hispania Nostra, que, a modo de denuncia, difunden su lista roja de bienes "en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores". Un total de 35 elementos -14 de ellos en la provincia de A Coruña- integran la clasificación gallega. Son el doble que en 2017 y 14 más que en el año 2018. Su mera presencia en el listado constituye una "llamada de atención a la sociedad civil" para que "conozca, se sensibilice y actúe", según destacan sus creadores.

La Capilla de San Xoán de Mosteiro, en Ortigueira, ha sido la última en incorporarse a la lista roja del patrimonio en 2020. A pesar de ser un bien inventariado por la ley gallega de patrimonio cultural, presenta "estado de abandono y ruina inminente". ¿Sus heridas?: "Caída de muros y cubierta, desaparición de frescos, invasión de vegetación. Todo ello, consumido por el abandono y el olvido". El caso de Ortigueira es solo uno de los 35 lugares señalados por la lista; 14 en la provincia de A Coruña, 12 en Pontevedra, 5 en Lugo y 4 en Ourense.

La comarca de Betanzos ostenta el nada honroso título de colar en la lista el mayor número de elementos en alerta de la provincia. Al convento de As Donas, la Casa Cortés de Guísamo y el Sanatorio de OzaCesuras se incorporó el pasado febrero el parque enciclopédico de O Pasatempo; aunque la presencia de este último puede tener los días contados, habida cuenta de su reciente declaración como Ben de Interese Cultural (BIC) que desembocará en un plan de rehabilitación integral prometido hace pocos días por la Xunta.

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Patrimonio gallego en alerta roja por ruina

El pazo de Baldomir de Bergondo, forma parte de la lista roja desde octubre de 2019, entre otros motivos, por el "alto riesgo de incendio por la masa forestal descontrolada en la finca". La casa Bailly de Cambre, por su parte, sufre importantes daños estructurales y ha sido víctima reiterada de vandalismo.

El barrio completo de Ferrol Vello sigue en la clasificación, adonde fue a parar en 2014 por su "progresiva degradación" y el "completo abandono por parte de sus habitantes". Más graves son los casos de aquellos elementos del patrimonio cultural gallego que permanecen desde los orígenes de la lista roja sin ver luz al final del túnel. Llegaron en 2007, y ahí siguen doce años después, edificios emblemáticos como el sanatorio de Cesuras, levantado en el siglo XX en plena epidemia de tuberculosis. Hoy carece de protección específica y el comité científico de Hispania Nostra denuncia su posible "colapso" por falta de mantenimiento. También estrenó la lista el Monasterio románico de San Pelayo, en Albeos (Pontevedra), en ruinas, dedicado a tareas agrarias ahora y víctima de graves expolios. Otro convento del siglo XII, San Paio de Abeleda, en Ourense, lleva 12 años en alerta roja por su posible "hundimiento y expolio", careciendo de una protección específica.

La Casa da Cadea (A Pobra), la Torre da Penela (Cabana de Bergantiños), el Colegio Santiago Apóstol (A Guarda), la fonte do Troncoso (Mondariz), los frescos de Os Vilares (Guitiriz), la Torre de los Moreno (Ribadeo), el Puente Malvar (Pontevedra) o la panificadora de Vigo son otros bienes en riesgo de desaparecer.