Una nube negra parece haberse instalado sobre las Illas Atlánticas y la pesca de bajura de las Rías Baixas. En solo tres semanas otros tantos marineros han perdido la vida cuando faenaban en las costas de los archipiélagos y otro más está desaparecido. La última tragedia ocurrió ayer al oeste de Cíes, donde faenaba el pesquero Marsua J, de Baiona.

A primera hora de la tarde se rescató el cuerpo de uno de los dos tripulantes, José Manuel Freire Leyenda, mientras que se siguió buscando al segundo.

Pero este fatídico febrero se abrió el día 9, cuando el grovense Luis Vidal Bea se cayó al mar mientras trabajaba en el Tucán Dous, al norte de Ons. El hombre, que dejó una viuda y dos huérfanos, se precipitó al agua cuando largaba el aparejo. El patrón del barco, Santiago Domínguez, se lanzó a tratar de rescatarlo, pese a alcanzarlo no puedo devolverlo a bordo. Solo dos días después volvían a encenderse todas las alarmas. Esta vez fue una lancha planeadora la que se hundió, nuevamente, al norte de Ons. Dos de sus tripulantes pudieron alcanzar la isla, pero no así el tercero. El cadáver de Iván Otero fue encontrado 3 días después.