Se miren como se miren los últimos indicadores demográficos del Instituto Galego de Estatística (IGE) „correspondientes a 2018-2019„, la misma tendencia observada en los últimos años se acentúa. El envejecimiento de la población en la comunidad es cada vez mayor. Las personas que superan los 65 años ya suponen más de una cuarta parte de los residentes en Galicia, en concreto son el 25,2% de la población. Este porcentaje es en tres puntos superior al anotado diez años atrás. También la edad de los gallegos avanza cada año. Como media se queda en los 47,24 años, dos y medio más que en 2009.

"En la estructura por edades de la población gallega se puede comprobar el proceso de envejecimiento: disminuye el peso de los grupos de individuos de menos de 20 años y de entre 20 y 64 años, y se incrementan los de 65 y más años", especifican desde el IGE. Afinando un poco más, a 1 de enero de 2019, el 15,91% de los gallegos tenían menos de 20 años; el 58,92% edades comprendidas entre los 20 y los 64 y ese 25,16%, 65 o más años. En 2009, diez años atrás, el reparto de la tarta de edades apenas variaba en la parte baja (un 15,92% de personas con menos de la veintena) pero sí en las franjas más altas de edad, donde el 62,23% se encontraba entre los 20 y los 64 y el 21,85% por encima de los 64.

Por provincias existen diferencias de hasta cinco años en la edad media de los habitantes, que va de los 45,60 años de Pontevedra„la más joven„ a los 50,67 de Ourense „el territorio con mayor envejecimiento„; pasando por los 46,92 de A Coruña y los 49,80 de Lugo.

Uno de los indicadores destacados por el IGE se fija en el número de personas de 65 o más años por cada centenar de habitantes menores de 20. "Desde el año 1975 su continuo incremento refleja la velocidad del envejecimiento de la población de Galicia, superior en el caso de las mujeres", indican fuentes del centro estadístico. En 2019, ese "índice de envejecimiento" se situó en 158,15, lo que es lo mismo, por cada cien menores de 20 años se contabilizan más de 158 personas que han superado la edad de jubilación. Respecto del año anterior, el índice se incrementa en casi dos puntos.

Octogenarios

En la franja más alta de edad, la que comprende a las personas que superan los 64 años, el índice de sobreenvejecimiento mide el porcentaje de población de este grupo que supera los 85 años, con lo cual, incrementa sus condiciones de dependencia. El año pasado, un 18,58% de los mayores de 64, tenían 85 o más años. Cinco años atrás suponían un 16,5% de esta franja y en 2018, un 0,5% menos que el año pasado.

El IGE destaca que una de las preocupaciones que surgen a la raíz del envejecimiento de una población es "cómo se incrementa la denominada población en edad potencialmente dependiente, que engloba la población menor de 15 años y la de más de 64 años, con respeto a la población en edad potencialmente activa, que incluye la población de entre 15 y 64 años". Este índice de dependencia global fue disminuyendo desde 1975 hasta 2008, año en el que comenzó a crecer. Mientras se estabiliza la dependencia juvenil, consecuencia del estancamiento de la natalidad, se detecta un "incremento continuado" en la dependencia senil, siendo más acusada en el caso de las mujeres, con siete puntos porcentuales de diferencia entre ambos sexos en las estadísticas de 2019.