El debate sobre la relajación del confinamiento social ha situado de nuevo el foco sobre la celebración de las elecciones autonómicas en Galicia y Euskadi aplazadas por la pandemia de Covid-19 en una medida sin precedentes en España. El lehendakari Íñigo Urkullu expuso ayer su intención de que se tengan lugar en julio, pero su homólogo gallego, Alberto Núñez Feijóo, evitó ayer concretar sus intenciones y si acompasará de nuevo su convocatoria con la vasca. "Las elecciones en Galicia no forman parte de la agenda del Gobierno", zanjó.

La legislatura gallega finaliza en otoño y el 27 de septiembre se cumplirán cuatro años de la última cita con las urnas. Feijóo reconoció ayer que el reloj aprieta, pero vinculó cualquier escenario electoral con la superación de la pandemia. Aun así, abogó por permitir salidas ciudadanas de una hora para realizar deportes o la apertura con condiciones de tiendas y concesionarios.

Su decisión, única e indelegable, depende de dos factores ajenos que, hasta que se solventen, mantienen sus manos atadas. Por un lado, el mantenimiento del estado de alarma, prorrogado hasta el 9 de mayo de momento y que restringe la libertad de movimientos, y, por otro, la "evolución de la pandemia". "Como no dependen de la Xunta, solo podemos ser prudentes y no especular", zanjó Feijóo a preguntas de la prensa tras la celebración semanal del Consello del Ejecutivo.

Hasta que el Gobierno central desbloquee la movilidad ciudadana, atendiendo a criterios médicos, sociales y económicos, Feijóo no podrá tomar ninguna decisión. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, no aclaró un horizonte electoral para esta comunidad ni para el País Vasco. "Ojalá se puedan celebrar las elecciones en el País Vasco y Galicia, que se pospusieron, y será la situación de la epidemia" la que fijará la fecha para que se puedan celebrar con total garantía, expuso el ministro ayer.

Declaraciones de Urkullu

Fue Urkullu quien reavivó el debate al anunciar en la jornada de ayer la convocatoria el próximo jueves de los partidos vascos para analizar la posibilidad de convocar elecciones antes de agosto, una vía para contar con gobierno preparado antes de un posible rebrote epidémico en otoño. "Sabemos que, tras la cita electoral se abre un período de semanas dedicadas a la constitución del Parlamento y la conformación del nuevo Gobierno. Hacer coincidir este período con el verano, permitiría retomar cuanto antes la actividad en un momento fundamental para la ejecución del presupuesto de este año y la aprobación de las directrices económico presupuestarias del próximo", justificó el dirigente gallego.

Feijóo, por su parte, no movió ficha, insistiendo en que está centrado en luchar contra la pandemia y sus efectos sanitarios, sociales y económicos. Reconoció hablar de forma habitual con Urkullu y reiteró que la fecha dependerá de la "evolución del estado de alarma y y la pandemia". "Me gustaría no insistir en este asunto porque no tiene mucho más recorrido", quiso zanjar. Eso sí, reiteró su compromiso de reunir a los líderes de los principales partidos para consultar la fecha de convocatoria electoral cuando pueda abordar esa decisión.

En su intervención recordó que las elecciones se tienen que celebrar este año, ya que la fecha de abril era un adelanto y la legislatura concluiría después del verano.

En cualquier caso, Núñez Feijóo dijo que la Xunta "solo puede ser prudente y no especular" porque los dos factores que en este momento determinan la futura convocatoria "no dependen directamente" el Gobierno gallego.

Sobre las razones esgrimidas por el lehendakari para estudiar una convocatoria electoral antes de agosto debido a un posible rebrote en otoño, Núñez Feijóo aseguró que él ya dijo "hace semanas" que esa era una posibilidad cierta.