España se encuentra en el furgón de cola en cuanto a aprovechamiento de los fondos europeos para el periodo 2014-2020. Mientras que la mayor parte de los países de la Unión Europea ya han gastado -o al menos han decidido a qué dedicarán- un elevado porcentaje del dinero disponible en los diferentes fondos comunitarios, en España todavía no hay previsión sobre el destino de más del 60% de las ayudas disponibles. Aunque tiene de margen para hacerlo hasta 2023, todo aquello que no se invierta será dinero perdido. Eurodiputados gallegos achacan este atraso a las trabas burocráticas y, en parte, a la excesiva reglamentación en la captación de fondos.

Llueve sobre mojado: España siempre ha esperado al último momento para invertir los fondos europeos. Sobre los 45.510 millones de dinero comunitario asignado esta vez solo se han gastado 15.564 millones, el 38%, siete puntos por debajo de la media europea lo que la coloca al final de la tabla.

El eurodiputado socialista coruñés, Nicolás González Casares, afirma que "es cierto que los trámites burocráticos que se exigen para la gestión de los fondos se traducen en trabas para que administración y empresas puedan ejecutar de manera ágil"; no obstante, matiza, "el período efectivo de gasto finaliza en 2023 y allí haremos de nuevo balance". "Cuando los fondos se gestionan directamente a nivel europeo y no por Estado, como Horizonte Europa -el principal programa de investigación de la UE, o el LIFE-, somos excelentes captadores de fondos; los problemas vienen cuando intervienen varias administraciones; hay problemas de coordinación y hay que trabajar para resolverlos", especifica.

Para Casares no existe una única causa para esta inejecución: "Las trabas burocráticas son un problema, de ahí la constante demanda para reducir la carga administrativa en la gestión de los fondos en todos los niveles administrativos: es crucial controlar la buena gestión y ejecución de los fondos, pero no lo es menos eliminar duplicidades que retrasan y, a veces, impiden esa buena ejecución".

" Galicia no se entiende sin el río de solidaridad recibido desde las arcas comunitarias desde nuestro acceso en 1986", indica el eurodiputado coruñés. Son más de 20.000 millones de euros que, como relata, "están detrás de los grandes cambios experimentados en nuestra comunidad en estos años".

Para el eurodiputado popular Francisco Millán Mon, "cualquier foto fija de las cifras de ejecución no permite apreciar la situación en su conjunto". Recuerda que la UE, aplica la regla n+3, a su criterio "muy sensata" que permite ejecutar los fondos europeos hasta tres años después de que finalice el periodo presupuestario: "No podremos tener una visión exacta hasta que transcurran otros tres años, es decir, en el año 2023".

Transcurridos casi 40 años de adhesión a la UE, Millán Mon cree que España ha sabido emplear los fondos: "Ahí está la modernización de muchas infraestructuras españolas, que demuestra que en general se han sabido utilizar los fondos europeos, sin perjuicio lógicamente de algunos excesos". En el caso gallego alaba la gestión de la Xunta: "Ha invertido fondos europeos en infraestructuras estratégicas que se han relevado cruciales durante la pandemia". Apunta como ejemplo "las inversiones en obras y equipamientos en los hospitales gallegos o actuaciones de digitalización de la educación".

"Desde la adhesión de España a la UE, Galicia ha recibido más de 22.000 millones; un auténtico Plan Marshall", enfatiza y recuerda que en la última década, ha sido la segunda comunidad con mejor evolución en términos de convergencia con Europa. Un reciente informe del Banco Central de Bélgica, aporta, concluye que la comunidad es una de las pocas regiones del Sur de Europa, junto con Aragón y el Algarve, cuyo desempeño en convergencia económica desde 1996 es mejor de lo esperado.

Según Ana Miranda, portavoz del BNG en Europa, "la baja ejecución de fondos de cohesión europeos en el período actual se deben a la baja o nula cofinanciación por parte del Estado, que es la autoridad de gestión". Ejemplos como "la limpieza de la ría do Burgo o los retrasos de la EDAR de Vigo y proyectos de saneamiento en Galicia, son la punta de lanza del incumplimiento", explica. " Somos receptores por renta y si no somos capaces ni de poner el 15% o el 20% o el 25% de fondos para cumplir compromisos, no somos creíbles para ser receptores de fondos como Estado". La nacionalista defiende la gestión descentralizada de los fondos y la idea de que la "falta" de visión estratégica propició el "despilfarro. Miranda pone "un suspenso en toda regla" a la ejecución "dicho por el tribunal auditor de cuentas de la Unión Europea.

Los fondos europeos, reclama, "deberían emplearse para promover medidas económicas y creación de empleo", para apoyar al campo y al mar y para crear plazas de guardería y de mayores, más aún en el contexto post-Covid.