La Europa de los 27, que representaba más del 10% de la población mundial en 1960, será si las tendencias no cambian el 4% en 2070. Europa mengua y envejece y se espera que tres de cada diez de sus habitantes tengan más de 65 años en 2030. Estas y otras constataciones, que a escala local son más que conocidas en Galicia y en todo el noroeste español, han impulsado a la Comisión Europea a elaborar su primer informe sobre el impacto del cambio demográfico.

El documento es un análisis de situación que se concibe como embrión de un Libro verde sobre el envejecimiento y una estrategia a largo plazo para las áreas rurales y que da un paso al frente para impregnar toda la política de la UE de consideraciones sobre ese "cambio demográfico" cuyo abordaje va a ser "clave para construir una sociedad más justa y resistente".

Estas palabras, pronunciadas por la vicepresidenta de la Comisión y comisaria para Democracia y Demografía, Dubravka Šuica, no incluyen todavía líneas de acción concretas, ni mucho menos presupuestos o cuantías de ayudas, pero abren una puerta para las zonas más deprimidas. Indican una dirección en la que esta crisis, apunta la dirigente, "ha expuesto muchas debilidades, algunas de las cuales están vinculadas al profundo cambio demográfico que ya afecta a nuestras sociedades y comunidades en toda Europa" y descubre que en consecuencia debe cambiar, continúa, "la forma en que nos planteamos la atención médica, el bienestar, los presupuestos públicos y la vida pública en las próximas décadas. Debe ayudarnos a abordar problemas como el acceso a los servicios, la atención comunitaria e incluso la soledad". El informe da por hecho que "la comisión está lista para desempeñar su papel completo" en esta materia.