El fenómeno okupa se ha trasladado a las ciudades e incluso a urbanizaciones de lujo. Ahora quienes buscan asentarse en una vivienda de manera ilegal ya no solo se fijan en la periferia o en barrios marginales, sino que han puesto en el punto de mira propiedades vacías en los cascos antiguos y en zonas atractivas para el mercado inmobiliario. Más de una treintena de puntos calientes de okupas han sido identificados por el sector en las ciudades gallegas, con A Coruña a la cabeza con un total de ocho zonas marcadas en rojo.

Con la crisis del Covid-19, las ocupaciones se han multiplicado por todo el país. Galicia ya no es ajena al asalto de pisos, casas e incluso mansiones deshabitadas. En la actualidad, tal y como ya avanzó este periódico, más de 400 viviendas han sido ocupadas de manera ilegal en Galicia, un balance que sumará nuevos casos en los próximos meses por el impacto económico de la pandemia. Las ocupaciones de viviendas vacías, que en la comunidad ya superan las 330.000, llegan al semicentro y centro de ciudades como A Coruña, Santiago, Vigo o Ourense, las que más casos registran y que están localizadas en urbanizaciones de viviendas unifamiliares.

Empresarios inmobiliarios advierten de que la impunidad okupa se está trasladando a cualquier vivienda de cualquier zona, incluidos los principales municipios de costa, tanto en las Rías Altas como en las Rías Baixas. Una situación que lleva aparejados presuntos e ilegales subarriendos en algunas propiedades ocupadas a personas en situación de marginalidad o exclusión social.

De las siete ciudades gallegas, A Coruña suma ocho puntos calientes de ocupaciones ilegales: Monte alto, avenida de Peruleiro, calle de la Paz, ronda de Nelle, Agra do Orzán, A Zapateira, calle Eladio Rodríguez y calle de Padre Busto.

En Santiago y Ourense son seis los principales objetivos de los okupas. En Compostela están marcados en rojo: el barrio del Pexigo, rúa de Belvís, calle Rueiro de Figueiriñas, rúa de San Pedro, Algalia de Arriba y Cruceiro do Gaio. Y en la ciudad de As Burgas, los asaltos de viviendas vacías se concentran en la plaza de Abastos, la calle Celso Emilio Ferreiro, la zona de As Burgas en pleno casco antiguo, la zona del Veintiuno, la avenida de Portugal o el área de Mariñamansa.

En Lugo, las irrupciones en pisos desocupados proliferan en cuatro zonas: el barrio de A Milagrosa, As Gándaras, el barrio Feijóo y A Chanca.

En Ferrol, las ocupaciones se localizan en cuatro zonas: Ciudad Jardín, el barrio de Recimil, O Bertón y Orzán. En Vigo, las tres áreas con más conflictos por el fenómeno okupa son travesía de Vigo, Teis y Calvario.

El principal objetivo de los okupas son las viviendas adjudicadas a las entidades financieras ya que estas suelen tardar semanas, o incluso meses, en detectar que el inmueble ha sido ocupado. Pero este creciente y preocupante fenómeno, según advierten empresarios inmobiliarios, también se produce en viviendas particulares o promociones que están a punto de ser entregadas.

El sector inmobiliario estima que aproximadamente un 60% de las viviendas ocupadas en Galicia de procedencia bancaria y Sareb. El resto son de particulares, fondos y propiedades de administraciones públicas vacías o provenientes de embargos de la Agencia Tributaria o la Seguridad Social. En la actualidad, Galicia suma unas 1.8000 pisos de procedencia bancaria, Sareb y fondos de inversión, localizadas principalmente en las provincias de A Coruña y Pontevedra. En el área de A Coruña hay en torno a 350; en la de Vigo, unas 280; en la zona de Santiago, 160; en Ourense, 70, y en Lugo unas 50.

No hay un perfil único del okupa. Hay ocupaciones derivadas de la accesibilidad a la vivienda por las personas de rentas bajas, pero hay otras que no responden a los bajos ingresos del "nuevo inquilino". "Hay algunas que son ocasionales, porque el okupa quiere estar en una propiedad durante unos meses (segundas residencias), como si fueran unas vacaciones. Pero el okupa que más preocupa es el organizado, el que está pendiente de que un piso quede vacío y puede ser objeto de allanamiento. O el que sabe cuándo se produce un alzamiento judicial, o el que está pendiente de los pisos que son propiedad de entidades financieras o grandes tenedores, que piensa que lo tiene más fácil porque la reacción de la propiedad será mucho menos eficiente", detalla el empresario inmobiliario Benito Iglesias.