Aunque la mayoría absoluta no se alteraría en las elecciones del próximo domingo al quedar de nuevo en manos del PP, el resultado del resto de partidos sí experimentaría importantes modificaciones. La causa es el notable trasiego de votos entre unas y otras formaciones, especialmente, entre las que componen la actual oposición parlamentaria, del que salen muy damnificados los sucesores de En Marea, proyecto político que vivió en casi permanente crisis interna durante la pasada legislatura.

Según el sondeo de Gesop, de los votantes de En Marea solo el 18,4% acompañarían ahora a Galicia en Común, mientras que los que apuestan por Marea Galeguista representan el 2%.

El mayor trasvase de estos votantes se dará hacia el Bloque, que recogerá el 38,1% de las papeletas que hace cuatro años secundaron el proyecto de la izquierda rupturista. Otro 12,1% acabará en el caladero de votos del PSOE. No obstante, una parte importante, el 27%, se declara indecisa y no sabe a qué formación facilitará su apoyo.

Por contra, el mayor grado de fidelidad se registraría en los ciudadanos que dijeron haber votado al PP en 2016. El 80,1% volvería a repetir esta opción política -el 84% en la provincia de Pontevedra, el más alto-. El trasiego hacia otros partidos es mínimo, aunque hay un 15,6% que todavía no se ha decidido.

En el PSOE el posible trasvase también adquiere cierta relevancia, pues el 19,3% podría apoyar a otro partido. El 7,9% miraría al PP con buenos ojos, aunque es mayor la proporción, el 9,6%, que optaría por entregar su papeleta al Bloque. Los indecisos representarían el 24,7%.

En cuanto al BNG, el índice de fidelidad también es alto, aunque no tanto como la tasa alcanzada por los votantes del PP. El 67,3% del electorado nacionalista no cambiaría de opción y seguiría apostando por la formación liderada por Ana Pontón. Un 5% podría acabar en el PP y un 4%, en el PSOE. En todo caso, estos votantes también albergan dudas sobre lo que decidirán en las urnas, ya que los indecisos suponen el 20,5%.