La aparición de mamíferos marinos en la costa gallega resulta cada vez más frecuente. Delfines comunes -con los que estamos más familiarizados- pero también tiburones peregrinos, rorcuales, o diferentes especies de ballenas, algunas propias de latitudes muy lejanas, son arrastrados por las corrientes a arenales y rocas del litoral gallego cada vez con mayor asiduidad. El registro que lleva la Consellería de Medio Ambiente pone cifras a esta realidad. Desde 2015, cada año se incrementan las apariciones de mamíferos marinos a lo largo de la costa gallega. En 2019, con 475 varamientos identificados, se triplicaron los números de cuatro años atrás y se alcanzaron números nunca vistos desde que el recuento se ha sistematizado.

El pasado verano la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma) alertó de un varamiento masivo de mamíferos marinos en aguas de la ría de Arousa. Fueron vistos numerosos ejemplares en apuros o que mantenían un comportamiento inusualmente errático. Los cetáceos llegaban a las playas vivos y cambiaban de una a otra sin parar. Aunque no es habitual que ocurra en grupo, lo cierto es que las cifras de varamientos en las costas gallegas no dejan de crecer.

En 2019 llegaron 475 ejemplares de mamíferos marinos a nuestras aguas, lo que arroja una media de más de un animal al día, unos 40 al mes. Desde años atrás se constata un crecimiento exponencial. Si el año pasado fueron 475; en 2018 llegaron cien menos, 375;?en 2017, 250; en 2016, 188 y en 2015, 147.

Entre las especies con mayor presencia, destacan los delfines comunes: 256 aparecieron el año pasado y apenas una veintena alcanzaron la costa vivos. También la tintoreras o tiburones azules, de los que se hallaron medio centenar de animales. El delfín listado superó la decena de ejemplares varados en la costa, y de los delfines mulares, la treintena.

Exóticos

Al margen de las especies más conocidas, el mar trae al litoral de A Coruña, Lugo y Pontevedra animales marinos exóticos y, en ocasiones, nunca o muy poco vistos por estas latitudes. Es el caso de los seis ejemplares de rorcuales comunes encontrados y tres de aliblancos (las ballenas más pequeñas conocidas); de las tortugas bobas (el año pasado se encontraron dos, una de ellas viva en la Illa de Sálvora); un ejemplar de quelvacho, un tiburón natural del Golfo de México; ocho tiburones peregrinos; tres tiburones perro, propios de Japón; una decena de tortugas gigantes laúd; focas grises;?cachalotes; nutrias (una decena); los gigantes peces luna (que pueden llegar a pesar 1.000 Kg); calderones o marsopas. De los 475 mamíferos marinos que alcanzaron la costa gallega el año pasado, solamente 83 lo hicieron con vida. Pero lo cierto es que la mayor parte de los varamientos de animales arrastrados, el mar los arroja en estado cadáver.

A veces solamente llegan a los arenales o zonas de roca fragmentos que imposibilitan incluso la identificación por parte de los científicos de la especie de la que se trata.

Pontevedra, O Barbanza y A Costa da Morte se confirman como lugares con más varamientos detectados en la comunidad.

O Grove se sitúa a la cabeza de la comunidad, con 44 localizaciones el año pasado;?seguido de cerca por Ribeira (41), Porto do Son (25), Bueu (23), Vigo (22), Sanxenxo (21), Carnota (18), Fisterra (16) y Muxía (15).

A la ciudad de A Coruña llegaron en 2019 siete animales marinos que fueron interceptados en las zonas del litoral.