El PSdeG vive en un estado de impasse tras el mal resultado electoral del 12-J, en el que, tras el recuento del voto exterior, logró 14 diputados, el mismo balance que hace cuatro años, y volvió a ser elegido como tercera fuerza gallega tras la cuarta mayoría absoluta del PP y el sorpasso del BNG. La división interna quedó plasmada ayer ante el plantón que el poder local del partido dio al secretario xeral del partido, Gonzalo Caballero, que alertó contra el rechazo de las bases a cualquier intento por apartarlo del puesto.

El líder del PSdeG convocó un comité nacional, el máximo órgano entre congresos, que ayer registró un pinchazo de asistencia, influenciado por situar la cita en mitad de semana y por la ausencia del poder local y de los más críticos con el rumbo del partido.

De los 427 miembros del órgano, solo estuvieron asistieron135, apenas un 31,6%. Entre las ausencias destacó el peso municipal, el verdadero músculo orgánico. No estuvieron alrededor de 90 de los 111 alcaldes socialistas, entre ellos los de Vigo -también presidente de los municipios españoles-, A Coruña, Santiago, Ferrol, Vilagarcía -que preside la Federación Galega de Municipios e Provincias-, Ames, Viveiro u O Barco. Tampoco acudieron los presidentes de la diputaciones de A Coruña y Pontevedra, según las fuentes consultadas. Tras el mal resultado electoral, algunos regidores urbanos ya pidieron hace días una reflexión profunda sobre el rumbo a seguir.

Gonzalo Caballero se ciñó a su argumentario tras la noche electoral y dejó claro su rechazo a apartarse en este momento. De hecho, pidió huir de guerras internas y no emular otros movimientos políticos "que trataban de decapitar a secretarios xerais porque tenían malos resultados". "Nuestra militancia no quiere ningún movimiento de despachos o cuarteles que no sea más que para defender nuestras posiciones", expuso.

Pidió "autocrítica" y se corresponsabilizó del resultado, pero vinculó este a la menor participación en las urnas -cinco puntos menos que en 2016-, a la excepcionalidad de una coyuntura marcada por el coronavirus y a la dificultad histórica del PSdeG para movilizar a su electorado en una cita autonómica, a diferencia de los comicios generales o municipales. "Si el problema del PSdeG fuese su candidato, la solución sería muy sencilla", deslizó, dejando claro que de momento no piensa dimitir.

"No soy de los que abandonan el barco cuando el barco está en circunstancias adversas. Amarro el timón para orientar el futuro de mi partido", avanzó ante los aplausos de los asistentes. En ese punto, recordó a Pedro Sánchez y a Emilio Pérez Touriño, que sufrieron derrotas en las urnas antes de alcanzar, respectivamente, las presidencias del Gobierno central y la Xunta, postura que apoyó más tarde el presidente de la Diputación de Lugo, Xosé Tomé. El delegado del Gobierno, Javier Losada, también rechazó el baile continuo de candidatos, pero incidió en el "mal resultado" logrado.

Caballero recordó las elecciones generales de 2015 para rechazar el cambio constante de candidatos en el PSdeG -solo repitieron dos en la historia autonómica-. "Muchos militantes se pusieron a apoyar a quien era secretario xeral. Aguantamos el tipo, aguantamos el timón y hoy tenemos un presidente del Gobierno que es un orgullo para todos los socialistas", dijo sobre Sánchez. En el caso del segundo, obvió la tendencia ascendente hasta que en 2005 el PSdeG logró 25 escaños y liderar la Xunta bipartita.