El fuego también echa un pulso a las autoridades al sur de la Raia. En el centro de Portugal, en Oleiros, se lucha desde el sábado para acotar el incendio más agresivo que han vivido en lo que va de verano. Las autoridades lusas daban ayer por fin controlado su avance, tras devastar unas seis mil hectáreas y con un bombero voluntario de 21 años fallecido en un accidente, aunque avisan de que "hay mucho trabajo por delante" en los próximos días para evitar reactivaciones.

No es el único frente abierto al sur de la frontera durante el fin de semana: el riesgo de fuego se ha disparado y el Ejecutivo portugués ha decretado el estado de alerta dos días, hasta hoy, y restringido lo que se puede hacer en el campo al entender que "gran parte" de los focos en los últimos días eran "evitables", provocados por actividades como barbacoas o labores agrícolas, según explicó el ministro de Acción Interna, Eduardo Cabrita. Hasta mañana se descarta cualquier actividad (quemas, fuegos artificiales, acceso a áreas forestales) que no sea alimentar a los animales.

"Ante las previsiones meteorológicas para los próximos días, que muestran un aumento significativo del riesgo de incendios rurales", alegan desde el Ministerio de Justicia portugués, los Ministerios de Administración Interna y Acción Climática han tomado la decisión de decretar la situación de alerta. Apelan la necesidad de adoptar "medidas preventivas" ante el riesgo "máximo" de incendios que vive el país, donde se contabilizan otros seis, además del de Oleiros informa Efe, la mayoría en el entorno de Castelo Branco. El combate a las llamas ha implicado movilizar solo el sábado a casi 1.200 agentes. Ayer el riesgo de incendio era máximo en ocho de los 18 distritos del Portugal continental, la mayoría en el interior del país.

Mientras, el concello ourensano de Monterrei, donde el fuego arrasó el fin de semana 720 hectáreas, el incendios de mayor dimensión de lo que va de año, hace balance de los destrozos. Las voraces llamas, que obligaron a decretar la alerta 2 por la proximidad a las viviendas, quedaron a solo 60 metros de la aldea de A Salgueira. Uno de sus vecinos, Carlos Martínez, de 75 años, se estrenó nada más cumplir los la mayoría de edad en la lucha contra incendios. "Con 18 anos anduve con un coche bomba. Esto no se plantó solo. Jamás vi un incendio como este", relata.

El fuego devoró 450 hectáreas de monte arbolado pero también viñas, colmenas, robles, castaños y otros cultivos, incluido algún invernadero.