Las campañas de la DGT, un mayor control de las patrullas de la Guardia Civil, el carné por puntos, el endurecimiento de las sanciones o la reforma del Código Penal para delitos viarios. Son los factores clave que han permitido que en una década Galicia haya reducido a la mitad las negras estadísticas de tráfico. Tras haber cerrado 2019 como el segundo año con menos muertos en la red interurbana de la comunidad, los datos definitivos del ejercicio pasado -que incluyen las víctimas mortales en carretera y también en ciudad durante los 30 días posteriores al accidente- colocan a Galicia como una de las doce autonomías que mantienen una tendencia a la baja. En total 127 fallecidos en 2019, un 12% menos que los 144 registrados el año pasado, lo que supone cuatro veces por encima de la caída en el conjunto del país (-3%). Pese a este descenso, la DGT pone la alerta sobre los usuarios vulnerables (peatones, ciclistas y motoristas), que en España ya suponen más de la mitad de las víctimas de tráfico -53%- y en el caso de la comunidad gallega son más del 40%, y también del riesgo en las ciudades, que suman el 30% de todos los fallecidos en la red viaria -el porcentaje más alto desde que se dispone de registros-.

Mientras en las vías interurbanas los siniestros mortales disminuyeron en España un 6% -en carreteras convencionales este descenso fue del 10% frente al repunte en autopistas y autovías del 5%-, en ciudad aumentaron un 6%, siendo los usuarios vulnerables el colectivo más afectado (el 82% de los fallecidos en zona urbana). "Estos datos nos indican que vamos a tener que concentrar los esfuerzos en las ciudades y, en especial, en la protección de los usuarios vulnerables", advierte el director general de Tráfico, Pere Navarro, en un comunicado difundido ayer por la DGT.

En las carreteras interurbanas gallegas, bajaron todo tipo de siniestros excepto los atropellos a peatones, que se dispararon más de un 40% respecto al año anterior y que suponen ya uno de cada cinco fallecidos en este tipo de vías.

Por provincias, Pontevedra es la excepción en el mapa de Tráfico en Galicia, la única donde aumentaron las víctimas de tráfico en 2019. Fueron un total de 35 fallecidos, dos más (+5,7%). A Coruña se mantiene a la cabeza de la accidentalidad, con casi el 42% de los muertos en la red viaria de la comunidad: 53, un 14,7% menos que los 64 registrados un año atrás. En Lugo, los accidentes viarios dejaron 22 víctimas mortales frente a los 26 del ejercicio anterior (-15,3%). Finalmente, en Ourense se registraron 15 fallecidos, tres menos (-21%).

Con este balance Galicia se sitúa junto con otras 11 comunidades en la lista de territorios que en 2019 redujeron la accidentalidad mortal en sus vías. En el caso de la comunidad gallega, con una población de poco más del 6% en el conjunto del país, la siniestralidad mortal en carretera representa el 7,2% del total.

La tasa de mortalidad en 2019 se situó en 37 personas fallecidas por millón de habitantes, por delante de Austria (46), Francia (48), Italia (55), Bélgica (56) y Portugal (61). La tasa media de los países de la Unión Europea se situó en 51, según detalla la DGT. El valor de 37, apuntan desde el departamento que dirige Pere Navarro, es el objetivo indicado en la Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020 como tasa de mortalidad máxima en 2020. Aun así, cinco personas fallecen al día en accidentes de tráfico, lo que demuestra -advierte Tráfico- "que existe todavía un largo camino por recorrer".

El informe de siniestralidad de 2019, la DGT pone el foco en los colectivos vulnerables. El mayor incremento de accidentalidad, según advierte, se produjo entre los ciclistas (80 fallecidos en 2019, frente a 58 en 2018) y motoristas (466 fallecidos, incluidos ciclomotores, un 11% más). La cifra de motoristas fallecidos es la más alta desde 2010, mientras que la de ciclistas es la más alta desde 2007. En atropellos, fallecieron 381 peatones frente a 386 en 2018.

Por cuarto año consecutivo, las distracciones fueron el factor concurrente más frecuente en accidentes mortales (presentes en un 28%), seguidas del consumo de alcohol (en un 24%) y la velocidad (en un 23%).