Lo atípico de este verano pandémico ha brindado una oportunidad de crecer a negocios con una tímida incursión hasta ahora entre los usuarios gallegos. Es el caso de las nuevas plataformas de alquiler de piscinas privadas entre particulares, una suerte de "Airbnb" del piscineo que se ha estrenado con éxito esta temporada en la comunidad. En Swimmy, una de las webs más populares de la especialidad, cinco propietarios, dos de ellos en la provincia de A Coruña, ofrecen sus recintos en estancias de media jornada desde 13 euros por persona.

La pandemia brinda a los propietarios de piscinas alquilarlas a otros usuarios por un precio fijo por persona. "Este verano las piscinas municipales y comunitarias casi no abren, hay colas en la playa", explica la responsable de comunicación de Swimmy, Anaïs Ferrández. La plataforma vive momentos dorados con "exceso de la demanda continuo". Tal y como relata "se están reservando bien" en la comunidad, una zona, donde, a priori, no contaban con conquistar el éxito. "El haber llegado al norte ha sido increíble, ya que veíamos difícil una consolidación en la zona", explica.

En la actualidad la web ofrece rentar por franjas de medio día (en horario de mañana o tarde) cinco piscinas en la comunidad. Dos se encuentran en A Coruña (Oleiros y Santiago), otras dos en Pontevedra (Baiona y Pontevedra) y otra en la localidad ourensana de Vilanova.

Juan Permuy es uno de los propietarios que alquila piscina en Oleiros, una actividad que le da ingresos extra que suma al alquiler por días de la vivienda existente en la misma finca. "Te permite aprovechar ciertos días que la casa está vacía y disponible y alguien quiere disfrutar la piscina y aprovecharla", especifica, convencido de que una de las bondades de este tipo de arrendamientos por horas pone en valor su propiedad ya que "alquilar parte exterior sin acceder a la casa, minimiza los gastos de limpieza y da un ingreso extra".

Tal y como relata el propietario de esta piscina, que con unos 9 metros de longitud alquila por 15 euros por persona la media jornada, con un tope de 16 visitantes, "el mantenimiento es prácticamente nulo, el cloro, el mantenimiento de la piscina y la electricidad que genera la bomba". En muchos alquileres, los propietarios ofrecen comodidades extra. En el caso de Permuy, el pago da acceso a toallas y hamacas e incluso permite el uso de una barbacoa que se encuentra en la parte exterior de la finca.

"Me inscribí el año pasado, pero era una plataforma desconocida, no había pasado lo que ha pasado este año", dice este propietario. El cambio este año ha sido "bastante radical", apuntala. "La gente ha optado mucho más por reunirse en casas con familia y amigos que viajar por ahí".

Juan Permuy relata que el perfil de los usuarios que rentan su piscina es el de familias con niños. "Tenían ganas de salir de sus pisos y de disfrutar un poco.", aunque, como dice, ha ido variando a lo largo del verano. "He tenido mucha familia pequeña con 2 o 3 hijos, dos parejas con sus hijos y ahora más grupo de amigos un poco más joven". Además, como dice este arrendador, hay años en que un buen otoño permite zambullidas en su piscina hasta el mes de noviembre.