El humo de los incendios forestales cubrió ayer la provincia de Ourense, asolada por una virulenta ola de focos de grandes dimensiones contra los que luchan sin descanso los medios de extinción. Casi 8.000 hectáreas barridas por el fuego en solo dos días y una sensación general de desolación e indignación por un fenómeno que asola cada año los montes de la comunidad.

Tras un fin de semana infernal, Ourense no logró despertarse ayer de la pesadilla. La jornada arrancó con un informe de la Consellería de Medio Rural sobre la situación de los incendios demoledor: diez fuegos activos y uno estabilizado que sumaban 6.680 hectáreas arrasadas en Cualedro, Lobios, Vilariño de Conso, Vilar de Barrio, Chandrexa de Queixa, Laza, A Gudiña, Vilardevós, Manzaneda, Maceda y Rairiz de Veiga. La niebla que impidió la intervención de medios aéreos a primera hora de la mañana, el viento cambiante y las altas temperaturas jugaron en contra y el balance empeoró a las pocas horas. A mediodía ya eran 7.540 las hectáreas quemadas con dos nuevos focos en Manzaneda y Muíños. Y a media tarde 7.640 tras registrarse un nuevo frente en A Mezquita, procedente de Zamora según Medio Rural, que afectaba a 100 hectáreas en territorio gallego.

El último balance, cerrado a las siete de la tarde, ya elevaba la estimación total de superficie a 7.866 hectáreas en los 13 incendios declarados en la provincia de Ourense. En ese momento seguían activos los incendios de Río Caldo, Lobios, con dos mil hectáreas arrasadas en pleno Parque Natural do Xurés, un "desastre medioambiental" de grandes dimensiones, según la alcaldesa, María del Carmen Yáñez, al que se sumó otro foco en Muíños, que afectaba a seis hectáreas a última hora.

En Cualedro, donde se vivieron momentos dramáticos la noche del domingo con las llamas a las puertas de las viviendas en Carzoá, desalojos y peligro en las casas de la parte alta de la capitalidad, los vecinos estaban desolados: "Esto es criminal, todos los años lo mismo", afirmaba Hortensia, vecina de Montes. Las llamas devoraron 1.300 hectáreas y obligaron a activar la situación 2 por la proximidad a las casas de Carzoá. Al cierre de esta edición Medio Rural activó la alerta por proximidad a las viviendas en Vilariño de Conso.

También se vivieron momentos de tensión en la parte alta de Cualedro, donde tuvieron que ser desalojados varios vecinos. "Fueron unas horas y no pasó de ahí, pero era un fuego tremendo, pasamos mucho miedo. Era impresionante como tiraba, dantesco", señala Remedios, con domicilio en la zona.

Francisco, de 85 años, no oculta su indignación al relatar cómo el incendio avanzaba de forma voraz y rodeaba Cualedro cubriéndolo todo de humo. De hecho, el alcalde pidió a los vecinos que se confinasen para evitar intoxicaciones por inhalación. Francisco asegura que la noche del domingo aquello "parecía una guerra" por los numerosos medios de extinción. Y se muestra muy crítico: "Esto es un problema viejo y no hay que echarle al culpa solo a los incendiarios, lo que vemos todos los años en Cualedro es un espectáculo lamentable; esto hay que denunciarlo".

Por su parte, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, lamentó la virulencia con la que el fuego ha atacado a Ourense. "La intencionalidad de los incendios en Galicia ya es un clásico", señaló, destacando la complicación que supone la extinción de estos fuegos, todos de grandes dimensiones y varios originados de forma simultánea. Indicó que la labor del operativo se centra en "preservar las casas y el patrimonio" de los ciudadanos. Feijóo manifestó su confianza en que se pueda controlar la situación y cerrar la temporada con unos datos que, hasta el momento, estaban siendo positivos, ya que, pese a las miles de hectáreas calcinadas en Ourense, el cómputo estaba siendo inferior al de otros años por la misma época.

El subdelegado del Gobierno en Ourense, Emilio González, se desplazó ayer a Cualedro para supervisar las tareas de extinción y destacó la movilización de 121 efectivos de la UME, cuatro BRI), siete aviones anfibios, un helicóptero bombardero Kamov y un avión de León. Los aviones del Ejército, procedentes de Lavacolla, realizaron 131 descargas.