La amenaza okupa ya no se limita a la periferia o los barrios marginales, sino que quienes buscan asentarse de manera ilegal en una vivienda también han puesto en el blanco propiedades vacías en los cascos antiguos de las ciudades y en zonas atractivas para el mercado inmobiliario. Más de una treintena de puntos calientes de okupas han sido identificados por el sector en las ciudades gallegas.

En los últimos meses, las ocupaciones de viviendas vacías, que en la comunidad rozan las 300.000, se han extendido al semicentro y centro de ciudades como A Coruña, Santiago, Vigo o Ourense, las urbes que más casos registran y que están localizadas en urbanizaciones de viviendas unifamiliares. La situación se ha agravado con la crisis del Covid por las restricciones de movilidad impuestas por el estado de alarma, que impidieron a los propietarios trasladarse a sus segundas residencias y esa circunstancia fue aprovechada para asaltar los inmuebles vacíos.

Empresarios inmobiliarios advierten de que la impunidad okupa se está trasladando a viviendas de prácticamente todas las zonas, incluidos los principales municipios de costa, tanto en las Rías Altas como en las Rías Baixas. Una situación que lleva aparejados presuntos e ilegales subarriendos en algunas propiedades ocupadas a personas en situación de marginalidad o exclusión social.

Mansiones en la urbanización de A Zapateira, en A Coruña o edificios en el centro de Vigo, entre ellos un bloque de lujo, son algunos de los últimos casos de ocupaciones en Galicia. Uno de los allanamientos más recientes ocurrió en Pontevedra, donde fue okupada una vivienda donada por una anciana para una asociación de lucha contra la ELA.