Basta con echar un vistazo por los portales inmobiliarios o acudir a una agencia para ver la creciente oferta de viviendas unifamiliares a reformar o rehabilitar a la venta por toda la geografía gallega. La casa del abuelo se ha convertido en uno de los principales atractivos para quienes quieren huir de la ciudad tras el estallido de la pandemia y se pueden permitir teletrabajar en un inmueble más amplio y disfrutar de una pequeña parcela que el asfalto y el ladrillo del centro no ofrecen. El Covid se ha convertido un revulsivo para la comercialización de este tipo de inmuebles, que a su vez ha disparado la carga de trabajo de pequeñas empresas que tras el estado de alarma hacían números para afrontar la crisis del coronavirus. En la actualidad están a la venta en Galicia más de 7.000 casas que necesitan una reforma integral o pequeñas obras de mejora para entrar a vivir, un 20% más que hace un año, según datos de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).

Casa de casi 300 metros por poco más de 20.000 euros, complejo rural de dos viviendas de piedra por 45.000 euros, casa de pueblo con parcela por 40.000 euros, solar para construir que conserva las dos fachadas exteriores por 3.300 euros... Son algunos de los anuncios de inmuebles que cuelgan en plataformas web en el entorno de las ciudades de la comunidad. La mayoría necesitan una reforma integral, pero también hay otros que con obras en la cocina y el baño bastarían para entrar a vivir. En este caso se pueden encontrar ya inmuebles por poco más de 80.000 en concellos de las áreas metropolitanas, algunos a escasa distancia de la playa, e incluso por menos de 50.000 euros en municipios del rural.

Las provincias de A Coruña y Pontevedra concentran seis de cada diez casas a reformar o rehabilitar a la venta. En el caso de los municipios coruñeses, la oferta de este tipo de inmuebles alcanza los 2.500 (el 35,5% del total en la comunidad). Los concellos pontevedreses tienen colgado el cartel de "Se vende" en 1.800 viviendas que necesitan algún tipo de obra (el 25,5% de Galicia). En Ourense, están en el circuito de comercialización 1.500 "casas de los abuelos" (21,3%) y en Lugo, son 1.250 (17,7%).

"El teletrabajo ha venido para quedarse y es la gran oportunidad para que muchos municipios gallegos recuperen población", destaca el presidente de la patronal inmobiliaria gallega, Benito Iglesias.

Para ello, es imprescindible que los municipios dispongan de fibra óptima en condiciones que les permita trabajar desde casa. Son los ayuntamientos que disponen de buena conexión de Internet, así como servicios como guarderías, colegios, centros de salud e infraestructuras y comunicaciones -bus interurbano- adecuadas el principal atractivo de quienes ahora buscan una casa unifamiliar que necesitan reformar la cocina y el baño o incluso tirar muros y volver a levantar paredes en todo el inmueble. Por ello, el perímetro rural de las ciudades copa la práctica totalidad de la demanda.

Hace años eran dos los perfiles de clientes: jubilados que buscaban invertir en una vivienda para alquilar y así complementar con la renta de ese inmueble sus ingresos y también jóvenes que adquirían su primer piso con la mejora de la situación económica. Tras el estallido de la pandemia ha surgido un nuevo perfil: personas a título individual o familias con edades comprendidas entre los 30-45 años principalmente que ya no buscan pisos en el centro o el semicentro sino casas con finca, cada vez más a reformar o rehabilitar, o viviendas amplias y con mucha luz en la periferia o en municipios limítrofes a las ciudades gallegas.

Carga de trabajo

Esta creciente demanda de viviendas a reformar ha supuesto un tirón de los pequeños contratistas, que tras el parón por el Covid no habían tenido ingresos y cuyo futuro se presentaba incierto por la crisis de la pandemia. Incluso hay autónomos de albañilería, construcción o fontanería que tienen lista de espera para acometer los encargos en las hasta ahora olvidadas casas de los abuelos.