rendimiento económico como a poner en valor sus recursos ambientales y, sobre todo, superar el tremendo inconveniente que supone para ello el minifundismo y el abandono de la tierra mediante un marco legislativo y políticas públicas que den prioridad a los usos de la tierra sobre el derecho a la propiedad, aunque sin alterar el régimen de tenencia. Esta es la principal conclusión en un estudio sobre el monte elaborado por el Foro Económico de Galicia. Como una de las medidas concretas para poner a producir la tierra con potencial agroganadero, los autores proponen penalizaciones para los propietarios de predios abandonados para así intentar movilizarlas y ponerlas a producir.

El informe O monte galego do século XXI fue presentado ayer por el director del Foro, Santiago Lago, y uno de sus autores, Edelmiro López, quien, junto a Albino Prada, firma un relatorio de propuestas destinadas a impulsar un uso diversificado de las tierras del monte, pero adaptado a las demandas actuales de la sociedad, no una vuelta al pasado. Entre ellas, una ordenación efectiva de los usos más allá de una perspectiva forestal "productivista" -delimitando suelo urbanizable, el reservado para pastos y cultivos y el destinado a producción forestal, diferenciado por especies-, frenar la extensión del eucalipto aunque manteniendo la obtención de madera de especies de crecimiento rápido, potenciar plantaciones con madera de calidad, desarrollar una ganadería extensiva, cultivar frutos como castañas o nueces, aprovechar la biomasa y otras fuentes de energía renovable y fomentar los usos recreativos y las funciones ambientales.

Pero este enfoque se encuentra con dos grandes problemas que se deben resolver como primer paso. Uno es la fragmentación de la propiedad y otro es la desvinculación de la mayor parte de la población rural del trabajo de la tierra. De hecho se calcula que el 39% de la tierras de monte particular (1,15 millones de hectáreas) pertenecen a dueños no agricultores.

"Dadas las deficiencias que presenta la gestión de las tierras de monte en Galicia, resulta imprescindible una reforma estructural adaptada a las necesidades actuales. Reforma no centrada en la propiedad, sino en los usos, que sin alterar la distribución de la propiedad, impulse la movilización productiva y un adecuado aprovechamiento de estas superficies, sobre todo de las que pertenecen a aquellos que se limitan a mantener las tierras en estado de abandono o de degradación productiva y ambiental", se recoge en el documento del Foro.

A ello se sumaría un mecanismo fiscal para destinar al monte rentas procedentes de concesiones hidroeléctricas o eólicas y la "penalización" a los propietarios de superficies abandonadas.

Para el monte particular con potencial agroganadero, el documento también apuesta por una reforma de la normativa sobre arrendamientos rústicos, "reactivación" del Banco de Terras, impulso de la fórmula de los polígonos agroforestales, modificación de los apoyos a las inversiones de las explotaciones agrarias y utilización de los pagos agroambientales y otras ayudas para estimular esa reorientación de los sistemas productivos.

Mientras, para las tierras de monte particular de aptitud forestal, señala al impulso de otras figuras o fórmulas de gestión en común de las superficies forestales "que complementen" las sociedades de fomento forestal, al tratamiento fiscal "adecuado" para las rentas obtenidas de la producción forestal, a la reforma de los apoyos públicos a las inversiones forestales y al apoyo a las iniciativas empresariales en otras actividades complementarias de la forestal.