La educación y sus desafíos de cara a un mundo rápidamente cambiante fueron el objeto de debate en el Foro La Toja en una mesa bajo el nombre Un diálogo intergeneracional sobre valores, que tuvo como ponentes a Antonio Huertas, presidente de Mapfre; Rocío Martínez-Sampere, directora de la Fundación Felipe González; y Lucía Gandarillas, representante de The Aspen Institute España Alumni.

La pandemia no solo ha puesto a prueba el sistema sanitario sino también la capacidad de la educación para adaptarse a esta nueva realidad pospandemia.

Los tres ensalzaron la crucialidad del sistema educativo como instrumento igualitario pero incidieron en la urgencia de cambiar el modelo para conducir a las nuevas generaciones en los perfiles que demanda el mercado laboral.

"Se debe diversificar la formación y sus métodos para adaptarse a los nuevos puestos", apuntó Lucía Gandarillas en su intervención.

En el desafío que supone esa adecuación, Rocío Martínez-Sampere instó a incluir en los programas educativos "capacidades sustantivas" que permitan a los nuevos trabajadores mayor respuesta en tiempos cambiantes: "En el mundo en el que ya estamos tenemos que aprender a vivir en la incertidumbre", apuntó.

Cualificación

Refrendó este planteamiento Antonio Huertas, quien tras comparar la situación de su generación con la de las actuales, se mostró preocupado por la existencia de dos bloques bien diferenciados en el mercado laboral: profesionales muy cualificados frente a otros que apenas lo están.

"La educación hay que abordarla de forma drástica para acabar con esa brecha entre los que están preparados y los que no, para formarse en valores que pervivan para el futuro. Tenemos que proyectarnos para el futuro", subrayó el presidente de Mapfre.