Ourense es la provincia de España más castigada por las llamas en los últimos 20 años y el noroeste peninsular, uno de los más afectados de Europa. En lo que va de siglo, Ourense perdió más de 230.000 hectáreas devoradas por los incendios forestales, lo que supone un 30% de su superficie total. En este periodo, la provincia soportó 43.149 fuegos.

León, limítrofe con Ourense, es la segunda provincia española más amenazada por los incendiarios con más de 147.000 hectáreas calcinadas en los últimos 20 años.

Los incendios, en la práctica totalidad intencionados, son una de las problemáticas que cada verano intentan combatir desde el Gobierno, la Xunta y los ayuntamientos, pero hasta hoy ni las multas y las penas de cárcel ni las políticas de prevención han puesto fin a una lacra que nada más comenzar la temporada de riesgo pone en alerta a vecinos, servicios de emergencias y poderes públicos.

El peor registro de hectáreas quemadas en un mismo año lo tiene Valencia donde en 2012 alcanzó 44.000. Pero es que las cifras indican que la actividad incendiaria de la provincia de Ourense no tiene comparación con ninguna otra. La región ourensana superó en 2005, 2011 y 2017 las 30.000 hectáreas calcinadas, y en ningún año del es siglo se bajó de las mil siendo 2014 el año que menos incendios se produjeron y por consiguiente que menos hectáreas ardieron que fueron 1.097.

Aunque esta correlación sea sencilla, en muchos de los casos, depende de más factores como la climatología, pero también depende la zona y la hora en la que aparecen los incendios. Los informes del Ministerio de Transición Ecológica y los de la Consellería de Medio Rural describen que los fuegos en zonas protegidas aparecen de noche (a partir de las 22.00 horas) cuando los medios aéreos no pueden actuar.

Otro de los factores clave para paliar esta lacra es la identificación de incendiarios por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ourense suma en lo que va de año personas detenidas e investigadas, lo que supone el 55% del total de Galicia. La última, una mujer sexagenaria que fue sorprendida por varios vecinos cuando prendía fuego en el concello de Vilar de Barrio. En este incendio, la masa forestal afectada ascendió a 10 hectáreas.

Las lluvias fueron la mejor medicina para el infierno que asoló la provincia en pasado mes de septiembre, que en solo tres días se contabilizaron 18 incendios que arrasaron más de 9.000 hectáreas y aumentan a 15.000 las devastadas este año.

Este septiembre, Ourense recordó a octubre del año pasado. Las llamas atacaron la provincia por todos los flancos posibles destruyendo una masa forestal de gran calidad y un gran patrimonio natural. El Parque de O Xurés fue rodeado por las llamas, el Macizo Central estuvo en estado de alerta por seis incendios forestales simultáneos y la comarca de Verín vive un infierno permanente cada verano con Cualedro como capital del averno.

De media, Ourense pierde cada año 11.500 hectáreas de monte pasto de las llamas. En la mayoría de las ocasiones arde sobre quemado y los incendios que años o meses o solo días atrás asolaron a un municipio vuelven sobre él.