Un alijo de 663 kilos de cocaína oculta en un cargamento de plátanos interceptado en el Puerto de Marín puso a la Guardia Civil tras la pista de una gran red de tráfico de drogas a escala mundial. El pasado mes de noviembre se intervinieron dos contenedores con sustancias estupefacientes: los casi 700 entre cajas de bananas y otros 170 kilos camuflados en sacos de alubias. La aprehesión de este elevado volumen -casi una tonelada- de narcóticos en menos de una semana fue posible gracias a la información obtenida a través de organismos internacionales de lucha contra el narcotráfico.

La Guardia Civil se sumó a unas investigaciones coordinadas por Europol, en colaboración con Países Bajos y EE.UU., que han culminado con el desmantelamiento de la "organización más activa en la introducción de cocaína en Europa".

La "Operación Cetil" se ha saldado con la detención de ocho personas de nacionalidad holandesa: cinco en España - en Valencia y Málaga- y tres en Países Bajos. A los arrestados en España se les imputan delitos contra la salud pública, tráfico de drogas, y pertenencia a organización criminal.

De manera global, la operación se ha saldado con la aprehensión de más de 6.000 kilogramos de cocaína en distintos puertos y, en los 9 registros llevados a cabo se han intervenido joyas, unos 40.000 euros, 20 terminales de telefonía encriptados y documentación que vincularía a esta organización con el narcotráfico internacional a gran escala.

El núcleo de la red se asentaba en Países Bajos, pero sus integrantes se trasladaban y reunían en España para organizar y planificar los distintos envíos de estupefacientes desde Sudamérica. Para comunicarse entre ellos y con los cárteles proveedores desarrollaron sus propias aplicaciones de mensajería codificada.

Además, varios de sus miembros contaban con antecedentes, incluso por homicidio, y la organización tenía apoyo de personas con entrenamiento militar y experiencia en misiones de guerra, encargados de hacer contravigilancias.

El análisis por parte del Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) de Galicia sobre las aprehensiones de droga realizadas en 2019 destapó la existencia de una posible línea estable de introducción de cocaína por el puerto de Marín.

A la vista de estas incautaciones, el grupo delictivo trató de abrir otras vías de entrada de la droga, eligiendo Valencia como puerta para introducir grandes remesas en Europa. Así, entre marzo y junio de este año, la Guardia Civil intervino cerca de 3.200 kilogramos en distintos envíos marítimos. Sin embargo, y pese a las continuas pérdidas, la red continuaba gestionando nuevas partidas de cocaína dese su base de operaciones entre las provincias de Valencia y Málaga.