La morosidad en el alquiler es uno de los principales problemas del mercado inmobiliario y hay propietarios que tienen sus viviendas cerradas antes que alquilarlas por temor a los impagos. Y es que en muchos casos las apariencias engañan. Es sorprendente, afirman fuentes del sector, el número de "estafadores profesionales" que se venden como los mejores inquilinos y que pasados unos meses dejan de pagar la renta sin ninguna razón.

Una estrategia muy utilizada es la de abonar varias mensualidades de una sola vez para dar apariencia de solvencia. Sin embargo, tras este primer pago, no vuelven a abonar la renta.

Pese a que es complicado distinguir un inquilino moroso de otro que no lo es, los profesionales destacan una serie de actitudes que pueden delatarlos. Si el futuro arrendatario muestra prisa para mudarse lo más rápido posible sin prestarle mucha atención a los pequeños detalles y apenas lee el contrato, como si no le interesara lo que firma, es un indicativo de que algo anda mal. Otra actitud para distinguirlos es si se molesta cuando se le exige un aval o la carta de solvencia de su anterior casero, quien indicará cómo fue su trayectoria de pago mientras estaba alquilado. Otro punto es si no muestra empatía con el lugar que piensa alquilar y solo desea cerrar la negociación para mudarse cuantos antes.