Algo que complicó la investigación de los agentes de la Guardia Civil fue la utilización por parte de este grupo de narcotraficantes de técnicas de contravigilancia y medidas de seguridad muy potentes. Entre ellos había personas con amplios conocimientos en telecomunicaciones y llegaron a desarrollar sus propias apps de mensajería encriptada, que no solo utilizaban para comunicarse de forma segura entre ellos, sino también con los distintos cárteles sudamericanos proveedores de los estupefacientes.

A los detenidos en España se les imputan delitos contra la salud pública por tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal. Respecto a las detenciones en Holanda, las mismas vienen derivadas a raíz del cumplimiento de las correspondientes Órdenes Europeas de Investigación dictadas por el juzgado central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.

Además de los cerca de seis mil kilos de cocaína intervenidos y estas ocho personas detenidas, se han realizado 9 registros en distintas localidades de España y Países Bajos (Amsterdam, Utrecht, Rotterdam y Papendrecht) en los que se han intervenido joyas, unos 40.000 euros en efectivo, 20 terminales de telefonía encriptados y abundante documentación que, según la Guardia Civil, vincularía a esta organización con el "narcotráfico internacional a gran escala".